miércoles, 26 de agosto de 2009

La latitud y el sexo

El clima juega un papel determinante en el comportamiento de la gente. Cuántas veces no hemos escuchado que la superioridad tecnológica y los descubrimientos del norte vs. sur de los hemisferios mucho tienen que ver con el clima. El descubrimiento de las herramientas, el vestido (en general, no la prenda específica), el vivir en cuevas, y el fuego seguramente fueron propulsados por la necesidad de vencer al clima ¿Y cómo no? O se ponían a mover al hamster dientes de sable, o se nos quedaban ahí como paletas. En el norte por ejemplo, mataban al mamut por la piel, su carne, huesos (y el mérito para los egos grandes) Utilizaban todo. En el sur, ¿¿¿qué??? Correr tras un paquidermo, poner la vida en riesgo, esforzarse en pensar siquiera en la estrategia de caza... ¿¿¿para??? Lo único que necesitabas era salir de tu estadito de letargo por el calorcito tropical, te estirabas un poco dejando la flojerita, movías (poco) la mano, jalabas un manguito, y a comer se ha dicho. Asunto arreglado.

Ejemplos mexicanos. A los norteños les encanta echarles a los sureños HUEVONES (sí, así les dicen). En Monterrey, repiten más que el Himno que como no tenían nadita de nada en la zona, pues se industrializaron, le sacaron jugo a las montañas, y ahora son lo que son (¡iiiii ñooooor! de toda la vida hombreeeeee!) Yo me pregunto porque a alguien se le ocurrió establecerse hace 400 o más años en un hoyo en las montañas, con un calor infernal, sin agua y sin elementos. Los sonorenses no dejan de decir que lograron que el desierto floreciera y sea hoy de las zonas agrícolas más productivas del país.
Pero yo tengo una duda de siempre ¿Mexicali? Alguien tenía que estar total y perdidamente "coo coo" para establecerse en un sitio como ese. Creo que el misionerito que andaba perdido por allá ya estaba verdaderamente en las últimas, y delirando terriblemente, se imagino que en ese hoyo desértico por debajo del nivel del mar en medio de temperaturas de +- 50°C, vio agua, palmeras, comida en charolas, y rubias despampanantes esperándolo (¡esperen! Era misionero, estaba entregado a la vida con Dios... soy un pecador de primera, ¡ay no!)
Bueno, el punto es que como sea, la hicieron. Crecieron y ahí están las poblaciones del norte aplaudiéndose orgullosos, mientras abuchean a los sureños que no hacen nada más que ver la vida pasar bajo una palmera. "¿Hacer algo? Nooo, "la" calor está harta fuerte, al ratito lo hacemos. Ahorita déjenos descansar..." (respuesta de cualquier costeño pachorro)

A lo que iba. Pregunta: ¿el sexo será igual en todos lados? O de acuerdo al clima, ¿presentará variantes? No me refiero al movimiento de dos cuerpos una y otra, y otra, y otra, y ooootra vez (bueno, ¡ya! ¡Qué aguante!) Voy más al origen. A pensar en tenerlo, y lograr tenerlo. Yo creo que sí es distinto.

Nota del autor: todo lo que a continuación leerán es sobre escenarios generalizados. No hay aire acondicionado, calefacción, nada. El clima artificial queda descartado.

PRIMER ESCENARIO. La zona desértica. El norte mexicano. Los extremos.

Cielos blancos de Monterrey, regiomontanos con un calor a más de 40°C. Observas constantemente el horizonte modificado por ondas de calor que lo distorsionan todo (imágenes y realidades). En Mexicali y Hermosillo mujeres lloran desconsoladas al ver sus Stiletto, Jimmy Choo, Manolo Blahnik o Idea Verde (jajaja) pegados en un asfalto chicloso gracias a sus +-50°C, mientras jadean cual pelícanos para mantener la temperatura (y la cordura). La población corre de un lado al otro de las calles huyendo del calor, pero al hacerlo, sienten como si metieran la cabeza a un horno. Las noches no son un paseo dominical, ya que son tan o más calurosas y enervantes que estar embotellado a las dos de la tarde en el tráfico de un verano chilango.

¿Se imaginan el sexo a esa latitud? Ha de ser un verdadero juego de apareamiento estilo mantis religiosa. O le corres cuando terminas, o te comerán vivo. ¿Conocerán "la cucharita"? Vislumbro un sexo rápido y objetivo. Imaginemos: es de noche, ya llevan buenas 14 horas soportando el infierno. Se han metido a bañar varias veces (los que gozan de tener agua) buscando alivio, para salir de la ducha automáticamente sudando (hecho verídico). Llega la hora de meterse a la cama, bueno, de acostarse sobre ella, taparse es tortuoso. Pegados por el sudor, brillositos cual espejos y dejando marcas en las sábanas de la forma de sus cuerpos, buscan desesperadamente un poco de fre"hhh"co. El pobre iluso piensa en hacer cositas malas a su contra parte. Mueve la manita de un modo lento y seductor. Se hace el dormido, la mano sigue al acecho. Se acerca más, y... le revientan chico grito encolerizado "¡¡¡Sácate a la mie...aaaaa, no ves qué calor hace!!! "¡En tu vida me vuelvas a intentar siquiera acariciar con el pensamiento idiota!" (y lo más divertido fue que la mano ni siquiera tocó a la persona, solo alcanzó a estar a escasos 10 centímetros, pero sintió el calor acercarse. Uno hace callo. Se sabe detectar al enemigo.

La de sobre oferta de condones que habrá en esos lares (sin mencionar a la de hombres calenturientos por las esquinas). Imagino que el jugueteo previo ha de ser nulo. Ahí, a lo que vas. Y a veces, ¿eh?

SEGUNDO ESCENARIO. Bajío. Altiplano Central. DF.

El clima más benévolo del país. Yo opino que el DF es el ganador. Los días son calurosos, pero no tanto. Es raro que pasemos los 32°, y en esos casos, ya andamos con un humor de los mil y un diablos, y como suicidas vamos por las banquetas tratando de llegar a nuestros coches, esperando que el movimiento genera algo de brisa (¿cuál brisa? Si no nos vamos a mover lo suficientemente rápido, ¡méndigo tráfico!) En definitiva, no es un clima de extremos. Nos movemos normalmente entre los 23° y los 28°. Rico, ¿no? Puebla argumenta que ellos tienen el mejor clima, pero los pipopitos se juran el ombligo del universo, dejemos que lo crean. Los guayabitos y su "Eterna Primavera" pienan lo mismo. Pero en lo personal ahí ya es más calor que templado en la mayor parte de Cuernavaca y sus circunvecindarios.

En DF, puedes ver cualquier día, a cualquier hora, a personas caminando (rápidamente, nos come la prisa) enseñando al mundo la carpeta completa de diseños básicos de ropa y sus capas complementarias. Moderadamente tapaditos con sweater ligero o chamarrilla lucidora. Solo en camisa o playera. Eso sí, no faltará nunca el chilango desentonado. Ya sea por termostato o por mal gusto, va en pleno verano cargando a todos lados chamarra o gabardina (esa no la entiendo, no es que vivamos en San Francisco o Seattle donde llueve todo el día), y en invierno, por ejemplo van las mujeres (tan criticadas por mujeres de otras partes de México) en pleno enero, con mañanas a 5°C, portando semejante “mink” (peluche asesinado), pero en faldita y zapato abierto. Es plena falta de coherencia de moda. Yo tampoco lo entiendo.

En esta zona por lo general, las noches son frescas, pero no te congelas. Buenísimo para dormir bien tapadito, acurrucado y "de cucharita" (que envidia nos han de tener los calenturientos ambientales del norte). Aquí no hay pretexto de temperatura (ambiental) para hacer cosillas. Solo los habituales "me duele la cabeza..." "no, hoy no, mañana tengo que despertarme super temprano..." o "¿no ves el nivel de estrés que cargo? y tú pensando en el cuchiplanche..."
El sexo aquí no tiene motivo para no ser de sesiones de larga duración. Lleno de jugueteos, maniobras, roces, y sobre todo, repeticiones en la misma jornada. El sexo se puede presentar en la mañana, media mañana, mediodía, media tarde (vean los hoteles rebosantes de oficinistas jocosos), tarde, nochecita, noche, madrugada... aquí todo se vale.

Está el lado extremo claro. En ciertas zonas como Toluca, Río Frío (Puebla, incultos), Tlalpan y montañas del centro, las noches se ponen de campeonato. ¡El frío sí que llega a calar! No ha de quedar un condoncito ni por accidente. O te "diviertes" o te mueres de hipotermia. Ahí no tienes sexo por placer, lo tienes por supervivencia. Sin darte cuenta, ¡papas! ya estás ahí dándole, pero bajo las sábanas obviamente. Por diversión sangrona podría uno sacar un pie unos minutos sin que su pareja se dé cuenta, y en medio de las caricias le pone el pie/paleta en la pierna (o la espalda si uno es elástico). Asegura mínimo un gritillo parecido a "¡Ayyyyyyyyyyyyyy no seas pasado!" seguido de un ligero "empujoncito" para mandar al bromista a irse a donde todos hemos sido mandados más de una vez, y pasar frío en la noche. Ahí queda cualquier intentona por preservar la temperatura corporal (y sexual).

Existirán los valientes que quieran sexo sin sábanas de por medio. Me parece muy bien, siempre y cuando estén dispuestos a lidiar con la bronconeumonía del día siguiente. Allá ellos. Pero como dicen, el sexo sin sábanas sabe mejor... ¿verdad?

TERCER ESCENARIO. Las costas mexicanas.

La belleza de las playas mexicanas. Orillas de talcosa arena blanca y mares turquesas en el Caribe. Mares turbios, obscuros y playas negras en el Golfo, pero ricas y cadenciosas, rodeadas de selva y personas felices y amables. Las caprichosas formaciones montañosas y bahías hermosas con el azul profundo del Pacífico. Y las playas de la Baja California, con ese contraste del estrecho desierto y sus solitarias dunas vigiladas por cactus y yucas, resguardada por el poderoso Pacífico a un lado y un calmo Mar de Cortés lleno de vida.

“En el mar, la vida es más sabrosa, en el mar, te quiero mucho mááááás, con el sol, la luna y las estrellas, en el mar todooooo es felicidad”

Así dicen hasta en canciones. Algo habrá de tener de cierto, ¿no? Y claro que es cierto, algo tiene la costa que te pone jariosito. No sé si es la humedad, el calor, el mar con ese vaivén tan relajante (bueno, a los que oyeron llegar al tsunami no creo que les haya parecido tan relajante) la arena, las palmeras que bailan dorándose al sol (ahí si ya me sentí Agustín Lara). Creo que es la combinación de estos factores climatológicos la que modifica la actitud de la gente frente al sexo, digamos que se antoja más.

Hay un elemento importantísimo. El trabajo de mercadotecnia sobre el cuerpo humano es brutal y contundente. No hay mensajes subliminales. Ahí todo es de modo directo. Considerando que por el mismo clima la gente enseña mucho más las carnes que en otras zonas, digamos que el sexo va presente a todos lados. Usan todo el día shorts, playeritas, camisas transparentosas, pareitos, trajes de baño (grandes y chiquitos, meras rayitas que tapan nada como decía una tía al referirse a las tanguitas) ¿Cómo no vas a tener el sexo en mente? (y cuerpo). Antes de siquiera pensar directamente en sexo con alguien, ya sabes que tiene para ofrecerte. No es un menú de carta, donde algo queda a tu imaginación. Es buffet y ves lo que comes, y comes hasta saciarte.

Lo haces en la arena, en una hamaca, con calor, con lluvia, en el agua, fuera de ella, entre velos mosquiteros, y siempre acompañado de serenatas de insectos acompañando el deseo, con el mar arrullando la cadencia entre dos cuerpos. Pero de que tienes sexo en la playa, lo tienes. Y el descanso post sexual, ¡maravilloso! Aletargado, mientras escuchas el canto del mar a tu lado, y ves a la luna salir por sobre él, disparando una guerra de luz plateada, que acompaña a la brisa constante, piensas “aaahhh… no podría estar mejor en este momento, ni en un mejor lugar, y mucho menos con una mejor persona… definitivamente en el mar la vida es más sabrosa”.

Busquemos el encuentro y el acercamiento con la contra parte. No importa donde estés. En sí, no es el sexo por sexo lo importante. Es el permitirte acercarte y que se acerquen a ti. El querer estar con una persona aunque sea por un momento, pero tan cerca, que el aire que respiras es a través de esa persona. Escuchar como la piel exhala al contacto con la piel, y como los ojos abrazan el instante. Saber que en ese pequeño momento, no existe nada más que el núcleo que has formado con la otra persona.

En tiempo puede ser un parpadeo o una larga jornada, pero en el fondo, todo esos destellos de intimidad se encadenan a momentos anteriores en tu memoria y en tu alma, formando una línea de recuerdo infinita. Un bello recuerdo de tu ser entregado a sí mismo y al otro, queriendo que no termine jamás. Eso, no tiene precio.

1 comentario:

  1. Me gusto!!! Si eres poeta! el nucleo que formas con esa persona es unico, inolvidable, y siempre lo llevaras tatuado en tu alma. Quisieras que esos momentos, como muchos otros no acabaran jamas. Ahora entiendes!!??

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