miércoles, 22 de septiembre de 2021

Cruce de caminos

Vas por el camino de la vida siempre solo, porque tu camino es solo tuyo, y nadie más lo camina por ti. Pero el camino de la vida es un elaborado entretejido de pequeños alambres que forman cables, y cables que forman densas estructuras, en donde cada alambre es la vida de otro, de alguien ajeno a ti. Alguien que probablemente nunca cruce tu camino, nunca sepas de su existencia, no te detenga el paso y el pensar en todos ellos. Pero, ¿qué fuerza te mueve para que los caminos sí se crucen? ¿Por qué algunos sí se cruzan? Interesante es comprender que pueden seguir cruzados, pueden enredarse, pueden soltarse sin haber hecho marca o bien, pueden marcar por siempre tu rumbo aún en un breve instante de cruce positivo. O, pueden marcar definitivamente el recorrido de tu camino y te lleven a querer alejarte de ese rumbo, cambiar de camino, detenerlo, salir corriendo. ¿Cuántas personas conoces en una vida? ¿Cuántas recuerdas? ¿Cuántas olvidaste sin ser consciente de ello? ¿Cuántas creíste que llegarían para quedarse, o cuántas te sorprenden que aún permanecen? Muchos son los momentos en los que recuerdo a alguien que camina por un momento frente a mi memoria, y no puedo evitar pensar porqué lo recordé. Me intriga saber qué es lo que ocurrió que hizo que volvieran fugazmente, y no puedo evitar pensar en ellos, en qué es de su vida, sus cosas, recuerdo algo de nuestros momentos, y así como llenaron y apropiaron ese breve momento cargado de emociones y preguntas, vuelven al carrusel de mi memoria para esperar tal vez volver a mi escenario, o tal vez, nunca ser llamado al frente, y permanecer en silencio. Tantos caminos cruzados, tantos porqués, tantos milagros que te ponen frente a frente, te dan la inmensa posibilidad de conocer, de crecer, de aprender, de sorprender, de vivir por, con, ante y desde ti y desde la persona, de trascender en ese pequeño destello que te hará recordarlos o ser recordado… o bien, de no percibirse, no envolverse, de esfumarse en un momento que pudo durar un parpadeo o crear un momento tras momento y tras momento que forman la vida con y ante los otros. Tu camino continúa, pero continúa por una sinergia sobre lo propio con lo que los demás dan de sí y para ti, y tú das sin capacidad plena de comprender cuánto das siempre sin intención, por el hecho precioso de solo ser tú. ¿O continúas por impulso interno? La paradoja eterna del moverse solo o moverse por lo compartido, de crear paso en tu camino o ser impulsado por los pasos de los caminos interconectados que te da la vida. Te mueves por tu vida llenándote de toda la riqueza que la vida te da y las personas que la viven a tu lado, siempre entretejiéndose con lo que vives solo, desde ti y tus pensamientos, emociones y anhelos, experimentos y experiencias. La esencia que eres tú siendo tú y ese tú que se impregna de otros y tú impregnas en otros, respetando tu camino y los caminos de todos, y el cruce que en ella permanentemente existirá de los caminos que es la vida misma siendo vida.

lunes, 19 de julio de 2021

Una década y pandemia después...

Un amigo querido me recordó la semana pasada esta esquina de mi ser que se quedó olvidada, acumulando polvo y posibilidades hace casi diez años. Leí un par de mis escritos de entonces, y no podía más que reír y llorar. Tanto ha cambiado, y aún así, otras cosas permanecen. Unos vinieron y permancen, otros se fueron, otros quisieron venir y otros llegaron y pues... la vida es esto. Renovaciones, renacimientos, reconstrucciones, demoliciones, aperturas y cierres. Conceptos y sueños que giran y son parte de nosotros. Hoy seré breve, es un escuchar como rechinan los engranes, como entra aire en este espacio, como la luz lo cambia todo, y depurar. Nuevas ideas, viejos recuerdos, enseñanzas, desahogos.

sábado, 15 de octubre de 2011

... y cinco meses después...

Tiene tanto tiempo que vengo con la creciente cosquilla de retomar mi amado espacio, y ahorita que entro me molesté profundamente. ¡Cinco meses sin escribir siquiera puntos suspensivos! No debería de seguir diciendo que este es mi pequeño rincón de esparcimiento y desahogo porque yo solito me estaría faltando al respeto.

¿Quiere decir que entonces no me he desahogado en cinco meses?

Pues no. Sí que lo he hecho, pero ha sido a través de otros espacios y de diversas actividades. Me he dedicado intensamente a estar conmigo, a descubrir nuevas aptitudes, a redescubrir mis virtudes, a revaluar mis tropiezos y a ser sumamente crítico con mi ser interior, así como ir cerrando caminos que he andado en mi vida.

Fue durante este tiempo que terminé terapia. Después de año y cuatro meses llegó al final, y fue un final muy bueno, lleno de claridad, agradecimientos a mi querida terapeuta, agradecimientos a mí por saberme enfrentar y ser honesto en todo momento, y por haber permanecido constante en el trabajo personal. No falté una sola semana, aún sabiendo que sería duro. Y eso me lo aplaudo, ya que me resultaba muy fácil ser decidioso en aspectos importantes de mi vida (cosa que evidentemente traté en terapia y ha sido radical el cambio) Y la persona que hoy se observa justamente me gusta.

Mientras estaba entrando al cierre de esa terapia inicié con una terapia distinta, más hacia lo profundo y lo incomprensible. Había llegado el momento de pasar de la terapia a nivel consciente a la intrínseca madeja del subconsciente. Y ¡ah qué emarañada estaba! Pero una vez que jale el primer pedazo de cordón, todo empezó a desenredarse de un modo tan sorprendente que todavía hay cosas de ello que me dejan boquiabierto. Esa terapia aún no termina, pero decidí dar una pequeña "pausa" que terminará en diciembre, y ahí sí, hasta que me digan "¡listo!"

Han sido cinco meses de seguir soltero, en lo que me encanta decir la etapa "Soy Sol@" No es que no quiera que aparezca el hombre perfecto aclaro, pero no lo he buscado como desquiciado y no me siento mal en lo absoluto de estar soltero. Al contrario, me he sentido muy bien. Saberme bien así me fascina. Saber que cada día que pasa estoy aprendiéndome algo nuevo, rebobinando mi vida pasada y sabiendo donde verdaderamente fallé y en donde tengo grandes cosas por explotar. Saberme seguro de quien soy, y hacia donde quiero ir en relación a compartir mi vida con alguien.

Pero eso sí, en estos momentos si tengo una sensación persistente de querer volver a vivir la ternura en mis días. Abrazar, estar, mirar, respirar y vivir con, el, por, y para el otro. Extraño muchísimo dormir abrazado de alguien, y por más que mi adorado caballocan es del tamaño de un maya (ja, ¡mentira! es más alto mi perro) no me encanta abrazarlo mientras duermo. Aclaración: mi perro duerme en SU cama en el piso junto a Mi cama. Aunque el desgraciado sabe que duermo como en estado de coma y seguro espera el momento que inician los ronquidos para subirse a la cama y sentirse amo y señor (ni crean que el Alfa es él, ¿eh? Cerooooo... pfff)

He quitado "el ruido" de mi vida. Las personas que hoy están en mi vida son quiénes realmente quiero que estén, y quiénes tienen un gran porque estar en mí. He dejado de lado el "estar por estar, salir por salir y hablar por hablar". Muchos días han pasado sin hablar por teléfono con la lista de personas vacías. Ya no pierdo el tiempo con personas que sé no tienen porque tener mi tiempo y mi dedicado interés, cuando no hay nada que los haga seres "valiosos". Entiéndase que no considero tener solo "garbanzos de a libra" en mi vida. Todo en la vida tiene escalas e intensidades. A lo que me refiero es que no solo "estoy por estar" ante nada ni con nadie. He sabido depurar mi vida de un modo que me llena de gozo.

Y desde hace poco menos de tres meses inicié el último gran reto de mi vida, y uno por el que a como dé lugar no volveré a pasar... ¡ESTAR A DIETA!. Ya sé, a muchos se les enchinará el cuero solo de leer esa palabreja.

Sin importar si has hecho o no una en tu vida, todos tendemos a creer que las dietas se sufren, y la verdad, en el 95% de las ocasiones es cierto, considero porque no asimilas realmente el porqué la haces y el beneficio que buscas. Maldices cada bastón de jícama que comes y quisieras que por arte de magia se transformara en un brownie, pero eso sí, que te hiciera bajar de peso. Añoras y extrañas. Y al iniciarla con esos sentimientos, no tienes una visión positiva. Solo considérenlo...

Sé que llegará el día en que un laboratorio se hará estúpidamente millonario cuando inventen la pastillita que haga que no subas un gramo sin importar si te comes cuatro toneladas de chocolate al mes o un cerro de alfalfa. Pero mientras tanto, a cerrar boquita y comer bien.

Sabemos que una dieta representa un gran sacrificio a esas delicias de la vida que por supuesto engordan más que los pavos de Acción de Gracias. Pero sabemos que el gran valor oculto que trae es la inmensa satisfacción de cuando inicia la bajada de peso y medidas, y la alta dosis de motivación y de logro.

No es que fuera un elefante marino, pero sabía que tenía esos "kilitos de más" y que por supuesto no estaría mal deshacerme de ellos. Además ya estoy tocando la puerta de los 35 años, y entre más viejo eres, más difícil es, pero sobre todo, más se cuelgan los "excedentes" Seguramente acaban de asentir con la cabeza pensando "sí, debería de empezar pronto..."

Fue en junio por un problema de parásitos en el estómago (¡ni la grasa los mataba!)cuando me vi de nuevo cara a cara con mi peor enemiga, esa perra francotiradora que siempre de un solo disparo da entre ceja y ceja del ego y la percepción personal: la báscula.

En la cita con el doctor llegó esa orden que inmediatamente te hace sudar frío y perlarte la frente y el labio como señora en pleno bochorno "Súbete a la báscula, te vamos a pesar" Quieres que Dios te haga el milagro de desmayarte ahí para que mejor se preocupen por reanimarte y no por pesarte. Pues no pasó, no me desmayé. Y ahí voy para arriba. "padre nuestro que estás en el Cielo..." mientras das el primer paso, y no quieres más que ver el techo. Y ¡tenga mano! el numerote del terror aparece y... ¿saben qué? Pensé que sería más, ja ja ja

Bueno, pues ya sabía en cuanto rondaba el tonelaje. Me debatía en cómo y cuándo iniciarla, cuando llegaron en el momento correcto dos angelitos delgados a darme mi bocanada de aire nuevo (además de mi envidia más verde) pero sobre todo el empujón necesario para saberme capaz de esto y más: mi ex y su primo, ambos grandes amigos y seres super importantes en mi vida.

Ellos dejaron de ser regordetos adultos jóvenes para transformarse en esbeltas varas de nardo. Y les dije "en unos meses ya no serán dos, ¡seremos tres!" y desde ahí pa'l real. A mi ex le digo "mi luz al final del túnel" (ja ja no me odies, sí, ¡tú!) y al primo "mi faro" Me dieron sus puntos de vista, recomendaciones e instrucciones necesarias, pero lo más importante: la imagen de saber que eso es lo que quería lograr.

A principios de agosto tomé la dieta, muy buena sobre todo porque no he sufrido en lo absoluto. Acelerar el metabolismo es la meta haciendo cinco comidas, y está hecha en relación el ejercicio diario. Sinceramente considero que no la he sufrido porque inicié totalmente mentalizado a llegar a mi meta, y con un tiempo marcado razonable. "En seis meses lo lograré, y para la boda de mi hermana estaré donde quiero estar..." Ya sé, la que debería de pensarlo así es la novia, pero yo me agarré de la tendencia, ¡y qué!

Poco más de dos meses después, y sumamente orgulloso de nuevo de mi constancia y de mi disciplina, tanto con la comida pero sobre todo con el realizar el ejercicio correcto y constante, puedo felizmente levantar la cara y decir "¡He bajado DIEZ KILOS y me siento maravillado y maravillosamente bien con mi nuevo yo!" Y ¿saben qué? Voy solamente al 50% de mi objetivo, con un ímpetu brutal y con las ganas que sean ya 20. Estoy tranquilo, enfocado y decidido.

Pero para como veo las cosas, creo que al llegar a la meta, tendré que atender un nuevo problema que ya también es lema "¡Soy Vigoréxic@!" ja ja ja bueno, para los que me conocen saben que el ejercicio siempre ha sido parte de mi vida. Pero ahora mi vida es el ejercicio.

Pensándolo detenidamente "Soy Sol@" detona "Soy Vigoréxic@" porque al tener todo mi tiempo para mí decido que se dirige en este momento a hacer ejercicio y a seguir con la dieta para acercarme cada día más a mi objetivo, que dará vida a dos lemas más:

"Soy Flac@" y sobre todo "Soy quien quiero y siempre he querido Ser"

Nada mal, ¿no creen?

viernes, 13 de mayo de 2011

Siento el viento de cambio soplar...

Estoy de frente mirando mi presente transformarse en futuro y en pasado a cada instante. Constantemente me percibo volteando la mirada y el alma hacia atrás mientras suspiro, y solo puedo observar como ya es un pasado lo que apenas he pensado segundos antes, pero igual suspiro ante la expectativa de lo que hoy es futuro y está por llegar.

Mi vertical es firme, y mi paso seguro, pero debo de mirar hacia abajo para no tropezar. Aunque sé y acepto que los tropiezos son válidos, ya que implican las imperfecciones del terreno de la vida que te sostiene. Caer es un accidente, y de suceder, reviso y curo heridas y me levanto, porque la vida sigue caminando, y quedarme sollozando o enojado, lamentándome ante el hecho no es una alternativa.

El orgullo no es opción, bajar la mirada implica humildad, no debilidad. Saber dónde darás el siguiente paso es importante, para así no llevarte la sorpresa de un vacío en tu caminar.

Una brisa besa mi rostro, y lo acaricia. Me llena de aliento y me siento nuevo a cada respiración. Este viento ligero tiene un olor distinto. Huele a cambio. Ese olor que a muchos da miedo y retroceden. Otros toman el miedo, y lo transforman en valor. Y para otros ese olor es adrenalina que los impulsa hacia adelante. Hoy para mí es gasolina pura, ya que he permanecido estático esperando que llegue un empujón. En este instante tengo algo claro, el empujón no provendrá de terceros, soy yo el que tiene que darse la palmada en la espalda, jalar una bocanada profunda y nueva, para que confiando en qué y quién soy, dé el paso y a iniciar el movimiento nuevamente.

En ese pasado que de vez en vez me hace suspirar, tengo claro que en varias ocasiones me detuve cuando ya estaba con el cuerpo en movimiento por factores que no debían haberme anclado. Es hora de impulsarme hacia adelante, y no detenerme, ya que lo único que está frente a mí son mis sueños, mis anhelos y mis metas, y aunque tome tiempo, esfuerzo y tropiezos, llegaré a cada uno de ellos y los realizaré, sin importar el desenlace de cada uno.

Es mi momento, tengo la fuerza física y mental, y una clara determinación de lo que debe ser y debo hacer. Y no permitiré que nada me desaliente, mantendré la guardia arriba, para no recibir desprevenido un golpe que me tire de nuevo. Y si he de caer, será solamente porque era un golpe certero y digno de aplaudir.

¿Saben qué? No espero no recibir golpe, porque de cada caída he aprendido en mi vida, y ahora, sabré conscientemente observar porque caí, aprenderé y seguiré, porque por sobre todas las cosas, continuaré peleando y moviéndome, ya que la batalla de la vida no tiene rounds, no tiene límites. Sé pelear, respirar, y recibir golpes, pero sobre todo sé observar mis errores, para siempre seguir. La tenacidad es una de mis virtudes, y la llevaré sabiamente.

Existe una realidad, y esa es que no hay ganador y/o perdedor. Solo hay un ganador, y es uno mismo, siempre y cuando sepas que en ese horizonte infinito que es la vida, vivir es tomar decisiones y seguir viviendo sobre ellas. Y hoy, es momento de vivir.

sábado, 19 de febrero de 2011

Las sorpresas de un día cualquiera

Sábado. Sabía desde hace días que hoy sería un día que empezaría temprano. Mi hijo de otra especie ya cumplió un año conmigo, y eso conllevaba reanudar el proceso de vacunas. Por más impráctico que pueda parecer, el veterinario está a 20 km de mi casa. Sí, lo sé, debería de encontrarme en mi zona. Pero la verdad es que me gusta como trata a los animales este hombre. Cuando el perro de mi madre llegó al fin de su vida, se portó como los grandes, y quiero que mi perro tenga eso.

Bueno, la primer sorpresa fue que fui el primero en llegar (ni él veterinario había llegado). Pesan a Micke. La última vez que lo pesaron fue en abril del año pasado. ¡Es un monstruo de 38 kilos! Subió en un año casi 10, y casi me da a mí el soponcio. Ahora entiendo porque no puedo controlarlo: pesa lo mismo que yo (sí Toño claro, en cada pierna...) Todo bien en general con mi perro. Moving on.

Tenía que pararme en una farmacia porque ya no puedo toser un día más, temo que se me reviente una vena de la cabeza. Llevo mes y medio sin salir de una gripa por completo. Creo que en buena medida combinado con cuadros de alergia por este hórrido clima seco y polvoso que vivimos en Ciudad Capital en la época. Agregamos que soy pseudo alérgico a los perros (no se rían, mi amor es más grande que mis estornudos)y que nos da: un ser lleno de mocos y flemas que no para de estornudar y toser cada mañana.

Ya lo intenté todo. El vapor ayuda a desflemar (los pulmones, no los chiles) pero sigo con flemitas todo el santo día. Me dan ataques de estornudos durante el día, hasta más de siete encadenados. Los que me han escuchado estornudar sabrán que el agotamiento es brutal. Estornudo como Huracán Katrina. En fin, me siento fatal.

Todavía con mi perro en el coche, chillándome y ladrando cada vez que lo dejo solo, me bajo en una farmacia más de la ciudad, estoy pidiendo mis cosas, y aparece junto a mí una visión que nunca esperé. Una ex vecina de la calle donde viví toda la vida.

Descripcíón de la persona en cuestión: casi 88 años, originaria de Brooklyn, New York, taponcito de alberca desde joven (imaginen ahora viejita es como corcholata) Un español bastante aceptable, pero por supuesto se siente mejor hablando su natal idioma, con el marcado acento neoyorquino que conocemos. Perfectamente erguida, sin bastón, con la voz potente, y determinada en su andar.

¡Verdaderamente no podía creerlo! Estaba ante mí una mujer que tenía más de 10 años de no ver, y me soprendió más que la reconociera, y con nombre incluído. Me volteó y la saludo afectuosamente "Mrs. Hoffe, do you remember me?" Con una cara de duda por supuesto al principio, sonríe como solo las viejitas sonríen, llenándote de felicidad el alma y ¡se me cayeron los chones cuando ella me reconoció a mí! "Of course, you're the son of Matty from Las Flores!" (me surré...) "How have you been?"

Enternecido hasta las lágrimas, sostuve una plática con ella como de 15 minutos. La dependienta de la farmacia me observaba con cara de "te quiero matar a jeringazos" y entre que pagaba, platicaba, tarjeta, platicaba, firmaba la señora, platicaba más, firmaba yo, seguíamos platicando y dice "Dear, me vine caminando pero no me dejan estr sola en la calle, could you drive me home?"

Sentí como era tener de regreso una abuela vital y alegre. La llevé del brazo a mi coche, saludó cariñosa a mi perro, se sentó y me guió a su casa. Creo que entiendo lo que un niño explorador (se me hacen patéticos por cierto) siente al ayudar a cruzar la calle a una persona mayor. No cabía en mi coche de la alegría y la ternura.

Seguimos platicando. Me contó de sus cuatro hijos, que fue de ella cuando se mudó de la calle donde vivíamos, de la enfermedad y fallecimiento de su marido (que también el señor era encantador) y de como sus hijos la trajeron de regreso a México después de un tiempo viviendo en Texas. Me indicó mal como llegar a su casa, pero no me importaba, entre más tiempo platicaba, más feliz me sentía. Finalmente cuando llegamos a su dirección, después de varias vueltas, me invitó a pasar a su casa. Decliné la invitación amablemente, argumentando que mi perro probablemente ya tendría urgencia de hacer popó.

Me extiende los brazos y dice "Come here honey, give me a big hug and a beso!" Por supuesto lo hice. Se me llenaron los ojos de lágrimas, es una preciosidad de señora. "Mrs. Hoffe, it was delightful to see you again!" "You too dear, say hello to your mother for me please" "I will. You know, it's funny how life gives you surprises in the most akward situations, don't you agree? Y me contestó "Most definately, you have just changed my day. I'll go to bed smiling that I met today with someone that remembers me in such a loving way!"

Ya estaba girando para subirme al coche, y me dice "Wait one moment, wanna tell you somethin'" Regreso a ella, me toma de la mano y me dice:

"Don't waste time on your life. Live it, enjoy it, grow spiritually, accomplish the important things you want to do, but never lose track of the values of your life, of the things that makes you YOU! Life goes fast, so fast that I still remember when I came to Mexico as if it was yesterday, over 50 years ago. Remember, above all things, live now and live happy."

Este encuentro me cambió el día, y probablemente la vida. No es coincidencia esto a mi parecer. Creo que un poder mucho más grande que nosotros me puso en el tiempo y lugar correcto para encontrarme con un ángel en la Tierra que tenía que decirme algo que me era de utilidad. Fue definitivamente, un momento precioso.

Nunca dejemos de estar atentos a estas sorpresas que la vida nos pasa frente a nosotros todos los días. Tengamos la paz y la calma para simplemente saberlos observar, dejando de lado esta vida que decimos que nos llena el día.

viernes, 31 de diciembre de 2010

Muere el año de la prisa...

Mucho tenía de no escribir. Justamente por lo que relaciona al título de este último pedazo de mí hecho texto de 2010.

Este año que está a escasas horas de morir se caracterizó en mi vida por ser constante en la falta de tiempo. Todo lo viví con prisa. Corría de un lado a otro, siempre de una actividad a otra sin descanso. Levántate, saca al perro, báñate, dale de comer al perro (¡come tú! ...tantas veces dejé de comer...) trabajo, más trabajo, perro, trabajo, gimnasio, perro, super, terapia, perro, trabajo... hasta de leerlo me estreso.

Afortunadamente tuve el tiempo de ver y estar con la gente que quiero, pero no tanto como me gusta. Muchos fueron los días en que no me sentaba a descansar un segundo, y ya era de noche y yo seguía corriendo. Dormía con prisa, y despertaba más apresurado.

No digo con esto que fuera un año malo. Fue un año, distinto. Hice mucho por mí, por mi salud externa e interna. Me he enfrentado al más duro de los contrincantes, esos que no descansan y no ceden un solo paso en el frente. Me enfrenté a mí. Y ¡ah qué duro peleo contra mí! Pero creo voy por muy buen camino, y hoy doy gracias a mí por haberme decidido enfrentar, y finalmente poner las cosas en donde deben de estar. El proceso sigue, y he tenido derrotas, por momentos sientes flaquear, y hasta piensas en rendirte. Pero ya hoy me siento más fuerte y capaz de ir contra mí. Veremos como se sigue desarrollando la batalla.

Micke me cambió la vida, en muchísimos niveles. Muchas crisis he tenido, y de todas he salido. Ese cuacocan es una adoración. Me adora y lo adoro. Es mi bala de ojos verdes, y aunque le reconozco varias de mis aumentadas canas, no dejaré de saber que fue una gran decisión tenerlo en mi vida.

Quiero que el año que nace hoy sea distinto sobre todo en una cosa esencial. Anhelo poder decir dentro de un año que 2011 fue el Año de la Calma. Calma en mi ritmo descarrilado de ser. Calma en las decisiones importantes que tendré que tomar. Calma en los momentos que valga la pena no pensar en nada. Calma para disfrutar la vida, la gente, la fiesta, el ruido mental, el silencio, el ejercicio, la flojera, el trabajo, la reflexión y la acción. Calma para amar, calma para observar, para reír y sobre todo para llorar (... este año he llorado más que nunca, y cada lágrima y sollozo ha sido maravilloso...) Calma en todo. Calma hasta para decir que quiero calma en mí.

Agradezco a mucha gente que sigue compartiendo su vida con mi vida. Agradezco a los que no lo son más, por decisión o aceptación. Agradezco que este ciclo de mi vida fue tan apresurado, para saber sin duda que ahora quiero que sea un ciclo calmo, pensado, sentado y observado. Ya no más ver pasar la película en velocidad aumentada, porque ahora quiero poner pausa, y detenerme a ver cada detalle que forma la escena, y la secuencia de escenas a la que llamo la película de mi vida.

Gracias a todo lo que formó este año, desde lo sublime hasta lo tangible, lo bueno y lo malo. Porque es gracias a todo, que puedo decir gracias y saber qué rumbo quiero que tenga mi ser en este corte de caja llamado Año Nuevo. El tiempo es relativo, tan relativo que un año es solamente lo que tarda una roca en dar la vuelta a una bola de gas. Pero no es relativo que hoy quiero tiempo para mí, y para poder ser todo lo que siempre he querido ser y hacer.

¡Felicidades todos! Que 2011 sea el año que cada quien quiera tener.

martes, 28 de septiembre de 2010

A “MÍ” GORDO QUERIDO

Esta confesión es para ti, ya es hora que lo sepas todo. Abro mi alma y mi mente para que entiendas lo que has sido y eres para mí, en mí y por mí. Toda la vida juntos y me parece inaudito que no sepas el peso que ha representado el tú conmigo, siempre.

Estás conmigo desde que tengo recuerdo. En mis llantos con el pediatra, me abrigabas y me reconfortabas mientras mi madre observaba preocupada y tomaba nota de lo que debería de hacer. Lograbas que los demás me vieran con ternura, haciéndome sentir orgulloso de ser un niño “sano”, ese nieto que todas las abuelas presumen en las reuniones con las amigas. Ya desde entonces, formamos una simbiosis, pero yo no sabía que nunca tendrías la intención de alejarte. Pero todavía hoy por momentos me pierdo en mi locura, y dudo si soy yo el que nunca ha querido dejarte ir.

Tenerte cerca me ha justificado. Por cuidarte y cuidarme no jugaba tanto con mis amigos, me aislaba de ciertas actividades, sin importar que algunos hablaran de nosotros de un modo casi despectivo, entre dientes y miradas burlonas. Aceptémoslo, la mancuerna que formábamos daba pie a este tipo de comentarios, y puedo decir afortunado que en realidad nunca fue una ofensa directa hacia mí, era más hacia ti. Muchos en el mundo son como nosotros y todos han sufrido esto, tristemente es parte de aceptar vivir como vivimos, como uno.

Mi modo natural de ser logró afinarnos y afianzarnos. Tranquilo, creativo, observador y un poco introvertido, todo te sienta de maravilla, ya que es lo que pareces buscar como denominador común en la gente. Eras feliz a mi lado, y como no, te daba todo lo que necesitabas y hasta más. Yo creía serlo también, pero vivía en un error.

Mi familia y la sociedad trataron de cortar nuestro andar juntos, y lucharon siempre por separarnos. Tú te resistías, y yo luchaba sumamente confundido, apoyando a ambos en la batalla. Todos menos yo veía que el nosotros no debía ser más. Me perjudicabas ya en varios niveles y yo estaba cegado por tu compañía. Mi madre luchó contra ti directamente. Echó llave a las puertas de su casa, tratando de evitar que entraras a toda costa y diario me hacía sentir que no quería que fueras parte de mi vida y me dejaras en libertad. Mi abuela se unió a ella. Pero yo logré abrir esas cerraduras, hoy arrepentido lo confieso. Las dos actuaron como lo hicieron porque mi madre estuvo con alguien sumamente parecido a ti largo tiempo, y le dejó secuelas que todavía hoy le cuesta trabajo cargar. Ahora que lo pienso, creo que muchos como tú han estado cerca de mi familia, y nos han enamorado, formando uniones que pueden ser rastreadas ya varias generaciones atrás.

¡Cómo podía estar tan ciego como para querer estar contigo! Mis hermanos nos satirizaron, se burlaron de nosotros. Ahora entiendo que en parte era la inocencia y honestidad natural de un niño lo que motivaba sus bromas, pero eran claros en el fondo. Debían a toda costa de tratar de hacerme ver. Mi padre se mantuvo expectante, siempre argumentando que me quería demasiado, y no le importaba mucho lo de afuera, sino quien era yo por dentro. Eso lo agradezco, pero algunas veces omitir acciones permitía que tú te establecieras más, quisieras más. Cada vez que tú querías más, yo quería más contigo.

Con mis amigos había una mezcla de opiniones. Había quien quería respetar por sobre todo, así como los que criticaban constantemente el cómo no hacía nada para sacarte ya de mi vida. Yo mismo habría apostado porque estaríamos juntos siempre, simplemente no entendía como no estar a tu lado, y sé hoy que te mantuve conmigo debido a una enorme sensación de resignación.

Dejaste huella. El desgaste que representaste en mí hizo creer a los demás que no tenía el temple y el carácter. Tan lo tenía que siendo un niño y en contra de muchos, decidí iniciar a moverme, y saltar a caballo se transformó en mi pasión. Era maravilloso sentirme solo sin ti por breves momentos, solo conectado con mi caballo. Era un niño con el carácter para atreverse a dominar y guiar a un animal poderoso, pero no me creía capaz de dominarme a mí contra ti y soltarte de una vez por todas.

Pero antes de entrar a la pubertad ¡lo logré! Te saqué de mi vida. Fue a los 11 años cuando pude dar un paso atrás, y en pleno verano supe que tú no serías más parte de mí. Te eliminé y te dije adiós. Ya no estabas a mi lado y me sentía estupendamente bien. Liberado, liviano, más ligero, miraba claramente que todo a mí alrededor cambiaba. A muchos les costó reconocerme, me pasaban de largo por estar buscando a ese ser pesado y apesumbrado. Me sentía tan cerca de mí, enfocado en mí, y sin tu abrigo sofocante, pude moverme a otros horizontes. Entendí lo que la agilidad sin tu peso permitía, pero sinceramente sé que dejaste cicatrices, que hoy por hoy trato de todavía de borrar, y aunque cueste trabajo, sé que voy por muy bien camino.

Pasaron unos años y yo ya cantaba victoria, probablemente antes de tiempo (¡mierda!). Había logrado observar el mundo desde más arriba, con enormes ojos que seguían inspirando ternura y algunas miradas compasivas, pero que a la vez dejaban ver a un niño interesante que empezaba a dejarse conocer, que dejaba la introversión a un lado, y aparecía un encanto. Ahora me veían como uno más de los tantos que encajaba en el esquema social, y había dejado de sentirme excluido, me sentía bien. Tenía interés en la gente, en conocerla y en que me conocieran sin ti. Solo podía ser más que contigo, me dejaste respirar y tanto yo como los demás vieron todo lo que yo era. ¡Qué maravilla!

Pero pasaditos los quince años te reabrí la puerta. No fui consciente al principio, pero poco a poco empecé a retomar el contacto. Poco a poco me endulzaste de nuevo, y poco a poco caí en tu influencia. Un verano terminó y cuando era momento de regresar a clases, algo había cambiado. La pesadez y esa sensación sofocante regresaban a mis días. Te cargaba de nuevo a mis espaldas y a la vez con los brazos extendidos, te cargaba con las piernas y aún así todo yo no podía más contigo. Parecía que en el tiempo que estuvimos separados, tomaste fuerza y me asfixiaste más y más rápido que nunca. Era simple y claro, de nuevo ya no cabía en mí por tu culpa.

Es triste y divertido como sé que ya no puedo más contigo, pero pasan los años y veo todavía fotografías de nosotros. Me horrorizo primero al observar que sigues aquí, pero me puede más todavía cuando me percato como tengo mi imagen personal totalmente distorsionada, porque inevitablemente parece que conforme ha pasado el tiempo, más sombra generamos, más hemos crecido, y más daño me haces. ¿Por qué no me doy cuenta en el momento?

La sugestión mental que he formé durante años al verme al espejo me ha destruido, hacia ambos lados del cuchillo. Podía estar y verme totalmente inmenso e inmerso en ti, y no me creía nada de lo positivo, pero al mismo tiempo minimizaba tu presencia, me veía distinto y sentía que no eras en sí un problema. Creo que era peor cuando lograba estar sin ti pero no creerme capaz de nada, de ni siquiera lograr captar la atención de alguien, ya que vivía constantemente dudando de mis capacidades y potencialidades.

Siempre he vivido cuestionándome cuando me han regalado un piropo, así como cuestiono al que me lo otorga. En el fondo sé que ese piropo tiene razón de ser, y lo sé bien, pero he formado esta muletilla para que me lo digan dos veces, y así sentirme mejor conmigo, porque ¡ah, cómo me ha costado creerme lo que soy y como me veo por tu culpa!

Hace 5 años toqué fondo. Me di cuenta que mi autoestima no era medible siquiera, y que distintos factores me habían llevado a estar donde estaba. Verdaderamente me sentía como si constantemente estuvieras sentado encima de mi cara, y no podía ni respirar. Me observaba pequeño y sumamente poco atractivo contigo a mí lado. Había dejado ya todo, no me movía prácticamente nada y no hacía nada por mí. Al mismo tiempo, mis peores vicios estaban en el tope. Fumaba mucho, dormía mucho, reía poco. Me enojé muchísimo al un día verme así, sentirme tan mal, y dije ¡SE ACABÓ!

Te agarré de los pelos y te saqué de mi vida, y de paso me di dos buenas bofetadas para despertar de una buena vez. ¡Ya era hora de ver por mí! Sentía como mi alma gritaba “¡NO TE QUIERO CERCA DE MÍ! ¡No te quiero en mi vida, y sé que soy capaz de sacarte de aquí por siempre!” El tiempo me ha cambiado, ya me creo lo que soy, ya me veo y me reconozco como yo y como me ven, tan real como esta confesión.

¿Sabes la angustia que fue y es observarme y no me creerme alguien capaz de correr, de brincar, bailar, pero sobre todo de llamar completamente la atención? Mermaste muchísimo la capacidad de autoreconocimiento en mí, sobre todo en la parte física, y no quiero vivir ya con esto.

Pasaron los años, y aquí estás presente. En momentos me aplastas y siento que no puedo más, pero otras batallas las gano yo alejando tu fuerza de gravedad y vuelvo a mí. Todos los días lucho contra la ilusión de creer que eres ya una parte permanente de mí, y que no puedo quitarte de encima nunca. Pero en el fondo sé que no es cierto, y sé que debo vencer al espejismo.

Hoy soy y me siento distinto. He peleado contigo y contra ti tanto que mi fortaleza no me permite caer del todo. Tengo días mejores, días en que me observo bien, y sonrío. Otros son malos y te percibo ahí, inerte. Quiero sacarte ya, pero no te suelto, no te dejo ir. Te veo como un pesado monstruo que tengo sostenido de una mano ante la caída inminente al vacío. Si te suelto, la historia acaba, recojo mis pedazos, me recupero (sé que tomará tiempo y mucho esfuerzo), para solo ir hacia delante. Mi voz interna me dice ¡HAZLO! Pero me siento como si al momento de soltar la presión que ejerzo sobre mi mano para dejarte caer, notara una esposa que tenemos puesta, y que me jalaría al vacío contigo. Sé que una ilusión, sé que no es cierto, pero es la desconfianza que me he hecho cargar por ser yo el que te ha permitido tu reinvención tantas veces.

No me haces ningún bien. No te soporto cerca de mí, sobre de mí. Mi percepción sobre mi físico y mi mente se ha visto tan distorsionada durante tanto tiempo, que las cicatrices son visibles. No me creo capaz de lograr hacer voltear la mirada hacia mí. Me sé atractivo, pero siempre pienso que al observarme bien, verán que ahí estás, marcado en mi piel, y decidirán voltear a otro lado, a alguien que no haya vivido contigo tanto como yo. Me has destrozado mi autoestima una y otra vez, y aunque la gente me diga lo contrario, sigo pensándome así.

Era hora que supieras como me siento. Nunca tuve el valor de decírtelo. Sé que lo supiste siempre, y solo esperabas el momento que yo decidiera. Es momento de dejarte ir “mí” gordo querido, mi amado y odiado SOBREPESO. Es hora de soltarte. Con alegría te veré caer al vacío, esperando que no resurjas en mí sobre todo, pero tampoco en nadie más que haya vivido una lucha de toda la vida como la que yo he vivido contra ti y contigo a mi lado.

Sé que es una locura, pero así es como siempre me he sentido. Las batallas han sido libradas entre “mí” y “yo” solamente, y ¡somos la misma persona! El SOBREPESO y yo contra “mí” y mi SOBREPESO. Es hora de terminar esta riña sin descanso.

Y la guerra, la ganaré YO.