viernes, 31 de diciembre de 2010

Muere el año de la prisa...

Mucho tenía de no escribir. Justamente por lo que relaciona al título de este último pedazo de mí hecho texto de 2010.

Este año que está a escasas horas de morir se caracterizó en mi vida por ser constante en la falta de tiempo. Todo lo viví con prisa. Corría de un lado a otro, siempre de una actividad a otra sin descanso. Levántate, saca al perro, báñate, dale de comer al perro (¡come tú! ...tantas veces dejé de comer...) trabajo, más trabajo, perro, trabajo, gimnasio, perro, super, terapia, perro, trabajo... hasta de leerlo me estreso.

Afortunadamente tuve el tiempo de ver y estar con la gente que quiero, pero no tanto como me gusta. Muchos fueron los días en que no me sentaba a descansar un segundo, y ya era de noche y yo seguía corriendo. Dormía con prisa, y despertaba más apresurado.

No digo con esto que fuera un año malo. Fue un año, distinto. Hice mucho por mí, por mi salud externa e interna. Me he enfrentado al más duro de los contrincantes, esos que no descansan y no ceden un solo paso en el frente. Me enfrenté a mí. Y ¡ah qué duro peleo contra mí! Pero creo voy por muy buen camino, y hoy doy gracias a mí por haberme decidido enfrentar, y finalmente poner las cosas en donde deben de estar. El proceso sigue, y he tenido derrotas, por momentos sientes flaquear, y hasta piensas en rendirte. Pero ya hoy me siento más fuerte y capaz de ir contra mí. Veremos como se sigue desarrollando la batalla.

Micke me cambió la vida, en muchísimos niveles. Muchas crisis he tenido, y de todas he salido. Ese cuacocan es una adoración. Me adora y lo adoro. Es mi bala de ojos verdes, y aunque le reconozco varias de mis aumentadas canas, no dejaré de saber que fue una gran decisión tenerlo en mi vida.

Quiero que el año que nace hoy sea distinto sobre todo en una cosa esencial. Anhelo poder decir dentro de un año que 2011 fue el Año de la Calma. Calma en mi ritmo descarrilado de ser. Calma en las decisiones importantes que tendré que tomar. Calma en los momentos que valga la pena no pensar en nada. Calma para disfrutar la vida, la gente, la fiesta, el ruido mental, el silencio, el ejercicio, la flojera, el trabajo, la reflexión y la acción. Calma para amar, calma para observar, para reír y sobre todo para llorar (... este año he llorado más que nunca, y cada lágrima y sollozo ha sido maravilloso...) Calma en todo. Calma hasta para decir que quiero calma en mí.

Agradezco a mucha gente que sigue compartiendo su vida con mi vida. Agradezco a los que no lo son más, por decisión o aceptación. Agradezco que este ciclo de mi vida fue tan apresurado, para saber sin duda que ahora quiero que sea un ciclo calmo, pensado, sentado y observado. Ya no más ver pasar la película en velocidad aumentada, porque ahora quiero poner pausa, y detenerme a ver cada detalle que forma la escena, y la secuencia de escenas a la que llamo la película de mi vida.

Gracias a todo lo que formó este año, desde lo sublime hasta lo tangible, lo bueno y lo malo. Porque es gracias a todo, que puedo decir gracias y saber qué rumbo quiero que tenga mi ser en este corte de caja llamado Año Nuevo. El tiempo es relativo, tan relativo que un año es solamente lo que tarda una roca en dar la vuelta a una bola de gas. Pero no es relativo que hoy quiero tiempo para mí, y para poder ser todo lo que siempre he querido ser y hacer.

¡Felicidades todos! Que 2011 sea el año que cada quien quiera tener.

martes, 28 de septiembre de 2010

A “MÍ” GORDO QUERIDO

Esta confesión es para ti, ya es hora que lo sepas todo. Abro mi alma y mi mente para que entiendas lo que has sido y eres para mí, en mí y por mí. Toda la vida juntos y me parece inaudito que no sepas el peso que ha representado el tú conmigo, siempre.

Estás conmigo desde que tengo recuerdo. En mis llantos con el pediatra, me abrigabas y me reconfortabas mientras mi madre observaba preocupada y tomaba nota de lo que debería de hacer. Lograbas que los demás me vieran con ternura, haciéndome sentir orgulloso de ser un niño “sano”, ese nieto que todas las abuelas presumen en las reuniones con las amigas. Ya desde entonces, formamos una simbiosis, pero yo no sabía que nunca tendrías la intención de alejarte. Pero todavía hoy por momentos me pierdo en mi locura, y dudo si soy yo el que nunca ha querido dejarte ir.

Tenerte cerca me ha justificado. Por cuidarte y cuidarme no jugaba tanto con mis amigos, me aislaba de ciertas actividades, sin importar que algunos hablaran de nosotros de un modo casi despectivo, entre dientes y miradas burlonas. Aceptémoslo, la mancuerna que formábamos daba pie a este tipo de comentarios, y puedo decir afortunado que en realidad nunca fue una ofensa directa hacia mí, era más hacia ti. Muchos en el mundo son como nosotros y todos han sufrido esto, tristemente es parte de aceptar vivir como vivimos, como uno.

Mi modo natural de ser logró afinarnos y afianzarnos. Tranquilo, creativo, observador y un poco introvertido, todo te sienta de maravilla, ya que es lo que pareces buscar como denominador común en la gente. Eras feliz a mi lado, y como no, te daba todo lo que necesitabas y hasta más. Yo creía serlo también, pero vivía en un error.

Mi familia y la sociedad trataron de cortar nuestro andar juntos, y lucharon siempre por separarnos. Tú te resistías, y yo luchaba sumamente confundido, apoyando a ambos en la batalla. Todos menos yo veía que el nosotros no debía ser más. Me perjudicabas ya en varios niveles y yo estaba cegado por tu compañía. Mi madre luchó contra ti directamente. Echó llave a las puertas de su casa, tratando de evitar que entraras a toda costa y diario me hacía sentir que no quería que fueras parte de mi vida y me dejaras en libertad. Mi abuela se unió a ella. Pero yo logré abrir esas cerraduras, hoy arrepentido lo confieso. Las dos actuaron como lo hicieron porque mi madre estuvo con alguien sumamente parecido a ti largo tiempo, y le dejó secuelas que todavía hoy le cuesta trabajo cargar. Ahora que lo pienso, creo que muchos como tú han estado cerca de mi familia, y nos han enamorado, formando uniones que pueden ser rastreadas ya varias generaciones atrás.

¡Cómo podía estar tan ciego como para querer estar contigo! Mis hermanos nos satirizaron, se burlaron de nosotros. Ahora entiendo que en parte era la inocencia y honestidad natural de un niño lo que motivaba sus bromas, pero eran claros en el fondo. Debían a toda costa de tratar de hacerme ver. Mi padre se mantuvo expectante, siempre argumentando que me quería demasiado, y no le importaba mucho lo de afuera, sino quien era yo por dentro. Eso lo agradezco, pero algunas veces omitir acciones permitía que tú te establecieras más, quisieras más. Cada vez que tú querías más, yo quería más contigo.

Con mis amigos había una mezcla de opiniones. Había quien quería respetar por sobre todo, así como los que criticaban constantemente el cómo no hacía nada para sacarte ya de mi vida. Yo mismo habría apostado porque estaríamos juntos siempre, simplemente no entendía como no estar a tu lado, y sé hoy que te mantuve conmigo debido a una enorme sensación de resignación.

Dejaste huella. El desgaste que representaste en mí hizo creer a los demás que no tenía el temple y el carácter. Tan lo tenía que siendo un niño y en contra de muchos, decidí iniciar a moverme, y saltar a caballo se transformó en mi pasión. Era maravilloso sentirme solo sin ti por breves momentos, solo conectado con mi caballo. Era un niño con el carácter para atreverse a dominar y guiar a un animal poderoso, pero no me creía capaz de dominarme a mí contra ti y soltarte de una vez por todas.

Pero antes de entrar a la pubertad ¡lo logré! Te saqué de mi vida. Fue a los 11 años cuando pude dar un paso atrás, y en pleno verano supe que tú no serías más parte de mí. Te eliminé y te dije adiós. Ya no estabas a mi lado y me sentía estupendamente bien. Liberado, liviano, más ligero, miraba claramente que todo a mí alrededor cambiaba. A muchos les costó reconocerme, me pasaban de largo por estar buscando a ese ser pesado y apesumbrado. Me sentía tan cerca de mí, enfocado en mí, y sin tu abrigo sofocante, pude moverme a otros horizontes. Entendí lo que la agilidad sin tu peso permitía, pero sinceramente sé que dejaste cicatrices, que hoy por hoy trato de todavía de borrar, y aunque cueste trabajo, sé que voy por muy bien camino.

Pasaron unos años y yo ya cantaba victoria, probablemente antes de tiempo (¡mierda!). Había logrado observar el mundo desde más arriba, con enormes ojos que seguían inspirando ternura y algunas miradas compasivas, pero que a la vez dejaban ver a un niño interesante que empezaba a dejarse conocer, que dejaba la introversión a un lado, y aparecía un encanto. Ahora me veían como uno más de los tantos que encajaba en el esquema social, y había dejado de sentirme excluido, me sentía bien. Tenía interés en la gente, en conocerla y en que me conocieran sin ti. Solo podía ser más que contigo, me dejaste respirar y tanto yo como los demás vieron todo lo que yo era. ¡Qué maravilla!

Pero pasaditos los quince años te reabrí la puerta. No fui consciente al principio, pero poco a poco empecé a retomar el contacto. Poco a poco me endulzaste de nuevo, y poco a poco caí en tu influencia. Un verano terminó y cuando era momento de regresar a clases, algo había cambiado. La pesadez y esa sensación sofocante regresaban a mis días. Te cargaba de nuevo a mis espaldas y a la vez con los brazos extendidos, te cargaba con las piernas y aún así todo yo no podía más contigo. Parecía que en el tiempo que estuvimos separados, tomaste fuerza y me asfixiaste más y más rápido que nunca. Era simple y claro, de nuevo ya no cabía en mí por tu culpa.

Es triste y divertido como sé que ya no puedo más contigo, pero pasan los años y veo todavía fotografías de nosotros. Me horrorizo primero al observar que sigues aquí, pero me puede más todavía cuando me percato como tengo mi imagen personal totalmente distorsionada, porque inevitablemente parece que conforme ha pasado el tiempo, más sombra generamos, más hemos crecido, y más daño me haces. ¿Por qué no me doy cuenta en el momento?

La sugestión mental que he formé durante años al verme al espejo me ha destruido, hacia ambos lados del cuchillo. Podía estar y verme totalmente inmenso e inmerso en ti, y no me creía nada de lo positivo, pero al mismo tiempo minimizaba tu presencia, me veía distinto y sentía que no eras en sí un problema. Creo que era peor cuando lograba estar sin ti pero no creerme capaz de nada, de ni siquiera lograr captar la atención de alguien, ya que vivía constantemente dudando de mis capacidades y potencialidades.

Siempre he vivido cuestionándome cuando me han regalado un piropo, así como cuestiono al que me lo otorga. En el fondo sé que ese piropo tiene razón de ser, y lo sé bien, pero he formado esta muletilla para que me lo digan dos veces, y así sentirme mejor conmigo, porque ¡ah, cómo me ha costado creerme lo que soy y como me veo por tu culpa!

Hace 5 años toqué fondo. Me di cuenta que mi autoestima no era medible siquiera, y que distintos factores me habían llevado a estar donde estaba. Verdaderamente me sentía como si constantemente estuvieras sentado encima de mi cara, y no podía ni respirar. Me observaba pequeño y sumamente poco atractivo contigo a mí lado. Había dejado ya todo, no me movía prácticamente nada y no hacía nada por mí. Al mismo tiempo, mis peores vicios estaban en el tope. Fumaba mucho, dormía mucho, reía poco. Me enojé muchísimo al un día verme así, sentirme tan mal, y dije ¡SE ACABÓ!

Te agarré de los pelos y te saqué de mi vida, y de paso me di dos buenas bofetadas para despertar de una buena vez. ¡Ya era hora de ver por mí! Sentía como mi alma gritaba “¡NO TE QUIERO CERCA DE MÍ! ¡No te quiero en mi vida, y sé que soy capaz de sacarte de aquí por siempre!” El tiempo me ha cambiado, ya me creo lo que soy, ya me veo y me reconozco como yo y como me ven, tan real como esta confesión.

¿Sabes la angustia que fue y es observarme y no me creerme alguien capaz de correr, de brincar, bailar, pero sobre todo de llamar completamente la atención? Mermaste muchísimo la capacidad de autoreconocimiento en mí, sobre todo en la parte física, y no quiero vivir ya con esto.

Pasaron los años, y aquí estás presente. En momentos me aplastas y siento que no puedo más, pero otras batallas las gano yo alejando tu fuerza de gravedad y vuelvo a mí. Todos los días lucho contra la ilusión de creer que eres ya una parte permanente de mí, y que no puedo quitarte de encima nunca. Pero en el fondo sé que no es cierto, y sé que debo vencer al espejismo.

Hoy soy y me siento distinto. He peleado contigo y contra ti tanto que mi fortaleza no me permite caer del todo. Tengo días mejores, días en que me observo bien, y sonrío. Otros son malos y te percibo ahí, inerte. Quiero sacarte ya, pero no te suelto, no te dejo ir. Te veo como un pesado monstruo que tengo sostenido de una mano ante la caída inminente al vacío. Si te suelto, la historia acaba, recojo mis pedazos, me recupero (sé que tomará tiempo y mucho esfuerzo), para solo ir hacia delante. Mi voz interna me dice ¡HAZLO! Pero me siento como si al momento de soltar la presión que ejerzo sobre mi mano para dejarte caer, notara una esposa que tenemos puesta, y que me jalaría al vacío contigo. Sé que una ilusión, sé que no es cierto, pero es la desconfianza que me he hecho cargar por ser yo el que te ha permitido tu reinvención tantas veces.

No me haces ningún bien. No te soporto cerca de mí, sobre de mí. Mi percepción sobre mi físico y mi mente se ha visto tan distorsionada durante tanto tiempo, que las cicatrices son visibles. No me creo capaz de lograr hacer voltear la mirada hacia mí. Me sé atractivo, pero siempre pienso que al observarme bien, verán que ahí estás, marcado en mi piel, y decidirán voltear a otro lado, a alguien que no haya vivido contigo tanto como yo. Me has destrozado mi autoestima una y otra vez, y aunque la gente me diga lo contrario, sigo pensándome así.

Era hora que supieras como me siento. Nunca tuve el valor de decírtelo. Sé que lo supiste siempre, y solo esperabas el momento que yo decidiera. Es momento de dejarte ir “mí” gordo querido, mi amado y odiado SOBREPESO. Es hora de soltarte. Con alegría te veré caer al vacío, esperando que no resurjas en mí sobre todo, pero tampoco en nadie más que haya vivido una lucha de toda la vida como la que yo he vivido contra ti y contigo a mi lado.

Sé que es una locura, pero así es como siempre me he sentido. Las batallas han sido libradas entre “mí” y “yo” solamente, y ¡somos la misma persona! El SOBREPESO y yo contra “mí” y mi SOBREPESO. Es hora de terminar esta riña sin descanso.

Y la guerra, la ganaré YO.

viernes, 28 de mayo de 2010

Volviendo de entre las cenizas... para no regresar a ellas.

¡Hola a todos! He estado total y absolutamente perdido. Lo sé. Hace casi cuatro meses llegó Micke, y me ha llenado el tiempo de todos los modos posibles. En este tiempo, como lo prometí en escritos anteriores, he dejado de fumar. No fue exactamente cuando me lo había propuesto, me tomó un poco más de tiempo, pero creo que en este momento eso es lo de menos. Lo realmente importante es que el cigarro ha dejado mi vida de modo definitivo.

¿Me siento nervioso? ¿Angustiado? ¿Ansío tener un cigarro en la mano? ¿Necesito nicotina? ¿Necesito humo? A todo lo anterior les digo que no. Vamos en el tercer día, y lo que a me tiene gratamente sorprendido es la total calma con la que estos días han transcurrido. Es como si nunca hubiera fumado, y ¡me siento fenomenal!

Quería compartirles un último ejercicio que nos pidieron en el curso que tomé para dejar de fumar (si tampoco fue yo solito todo, mérito a quien mérito merece) Nos pidieron que saliendo de la sesión, y en calma, escribiéramos que era lo que no nos gustaba del cigarro. No tenía que ser un ensayo, ni un mínimo de palabras. Era simplemente, elaborar un listado. He leído este ejercicio a gente cercana y me recomendaron subirlo a mi pequeño espacio "b"loquero.

Lo que leerán seguramente los hará pensar "y entonces, ¿por qué fumabas Toño?" Pues porque, simplemente, era adicto a la nicotina. Pero, dentro de un día más, mi cuerpo ya no lo será, y lo que resta es que mi mente lo crea. Pero para como va la cosa, ya se coció el arroz y está servido en la mesa. Bienvenido sea el mundo del NO FUMADOR.

QUE NO ME GUSTA DEL CIGARRO.

- El daño irreversible que le ha hecho a mi cuerpo.
- Como cambió el color de mis dientes.
- El olor que deja a su camino.
- El olor que quedaba impregnado en mí, mi ropa, mi casa, mi oficina, mi coche, mi vida.
- El sabor que fumada a fumada iba dejando en mi boca.
- Ese extraño olor que quedaba en los dedos.
- Sentirme atado a él tanto tiempo de mi vida.
- Haber perdido momentos valiosos con la gente querida por salir a fumar.
- Fumar cada vez más durante el tiempo que lo hice.
- Saber el daño que me estaba haciendo y dejar eso de lado por creer que era mucho más importante fumar que mi salud y mi futuro.
- No haberlo controlado cuando quería controlarlo. Ahora entiendo que no puede controlarse. Se erradica o te erradica.
- Como se alteraba mi estado de ánimo si no podía fumar o si alguien me quitaba mis cigarros.
- Salir a cualquier hora por ya no tener cigarros. No había distancia que me detuviera.
- Haber pepenado colillas de los basureros por una "última fumada".
- Como creía que defenderlo, tenía sentido.
- Haber sido un necio cuando empecé a intentar fumar, para no desistir en los mareos, y poder decir que era ya un fumador.
- Creer que dejar de fumar implicaría comer más y engordar, y usarlo como escudo para seguir, cuando hoy sé que no se tiene que sustituír el cigarro con nada, ya que no sustituyó el cigarro antes a nada.
- Sentirme siemre ansioso por fumar el siguiente cigarro, cuando no pasaban ni cinco minutos desde el anterior.
- Encender cigarros sin darme cuenta, uno tras otro en muchas ocasiones.
- Haber estado esclavizado a él como lo estuve.
- Haber perdido el olfato y el gusto. (sé que se recupera, pero no deja de enojarme)
- Haber hecho pasar por humo a mucha gente que no tenía que soportarlo.
- Haber creído que sin él, mis viajes y momentos conmigo no tendrían sentido.
- Haber peleado con personas queridas por defender lo indefendible.
- Tener que salirme a "convivir" con los fumadores de balcón y banqueta, en lugar de con quien tenía que.
- Haberme puesto de mal humor en reuniones donde ya no había fumadores, porque no veía el momento de salirme a fumar, ya que era muy claro que no debía hacerlo dentro sin cómplices fumadores.
- Haber dado besos con sabor a cenicero.
- Haber gastado el dinero que gasté en algo tan sin sentido y dañino para mí.
- Justificarme tanto tiempo por ser fumador y creer que además, sí tenía ventajas serlo. ¡Qué mentira!
- Creer que simplemente, no tenía la capacidad de dejarlo.
- Haber aceptado en "broma" personal que sería el viejito que llegaría arrastrando un tanque de oxígeno a todo lugar que fuera, el que aprendería "graciosamente" a hablar por la tráquea, a aceptar que un modo "sensato" de morir sería por cáncer y/o enfisema, creyendo que la asfixia era una muerte digna, con el argumento de tres con cambio "...de algo tengo que morir..." cuando en realidad, no tienes porque crearte o creerte una enfermedad espantosa para morir, cuando puedes, si tienes la suerte claro, morir tranquilo.

miércoles, 20 de enero de 2010

Okh... ¿qué?

¡Cómo he querido a veces cambiarme el nombre! (mentira, jamás lo haría...) Mucho me he puesto a pensar qué sencillo sería llamarme González, Sánchez, Gutiérrez, Mendoza, Hernández, Palacios, Martínez, Monroy, Fernández o cualquier otro apellido sumamente común en nuestro país (a los presentes que lean esto, por favor, no lo tomen como ofensa. Aunque su apellido es más común que una mosca en El Cairo, para mí todos ustedes son especiales y particulares) O apellidos no tan comunes, pero cortos y sencillos de entender al escuchar. Apellidos como Islas, Casas, Rosas, Rojas… la lista sigue. Apellidos que con solo decirlos la gente entiende, y escriben sin dudar.

He vivido toda mi vida (así como tantísimos otros de mis dos familias) constantemente teniendo que hacer pausas y aclaraciones cuando realizamos un trámite y leen ese conjunto de letras que forman palabras y que son nuestro particular nombre, cuando nos vocean como parte de una lista, toman asistencia en la escuela, o tiene alguien la osadía de llamarnos por teléfono para ofrecer artículo vario y por reglamento tienen que decir tu nombre completo (así como por decencia y por estar seguros de con quién están hablando claro...)

¿Comienzan a entender por dónde voy?

Primera aclaración. Mi primer apellido no es nombre, es apellido. No soy el único del mundo con ese apellido. Hay además ejemplos de gente conocida: Ernesto Alonso (aunque su nombre real era Ramírez), Fernando Alonso, el corredor de Fórmula 1, y yo (jajaja sí Toño, ¡claro!) Además, por experiencia he visto que siempre es necesario realizar la aclaración que se escribe con "s", no con "z". De acuerdo, esto lo entiendo, se escribe de las dos formas, y es tanto nombre como apellido.

Mi hermano cuando era niño, practicaba tenis constantemente y jugaba todo torneo que hubiera. Recuerdo en un torneo en Puebla, que mi papá salió como alma que lleva el Diablo a reclamar a los organizadores del torneo la deshonra de su nombre. Alguien tuvo a bien poner en el draw: (apellido materno), Carlos A. (como nombre compuesto) Todavía río sin control de acordarme como se montó en pantera mi papá. Cumplió su objetivo, corrigieron el nombre de mi hermano en papel. Muy divertido la verdad. Algunos de sus amigos tenistas de otras partes de México se referían a él como "CarlosAlonso" (one word).

Ahora, no entiendo a las personas que nos conocían como familia, de nuevo a modo de ejemplo, en el mundo del tenis. Mi hermana también jugaba. ¿Realmente creerían que se llamaba DanielaAlonso (...nombre compuesto...)? Seguramente algunos juzgaron erróneamente a mis papás con cara de "¡Qué poca madre tuvieron, le han arruinado a su hija la vida como semejante nombre! (¿o creerían que se quería dedicar a la farándula, y seguía los pasos de Ana Gabriel?) Todo eso me ponía a mí todavía en un mejor peldaño, porque entonces yo tenía la mala pata de tener no uno, no dos, TRES nombres "JoséAntonioAlonso" jajaja. Esto ya quedó como confesión: me llamo José Antonio, ¿y? (pocos saben de esto, y si riegan la noticia, los perseguiré y pagarán las consecuencias) Digo, conozco casos de 3 nombres o hasta más, pero en mi opinión es totalmente ridículo que hagan eso… María del Consuelo del Sagrado Corazón de Jesús… zzz! ¡Ni cabe en un formato oficial! Para que terminen diciéndole “Chelito” (¿really?)

Y ahora viene el bueno, mi apellido materno. Cuando nos hemos atrevido a decirlo sin detenernos y a quemarropa a desconocidos, inequívocamente nos ven con cara de bicho raro, o como dicen "con cara de guat" (what). Piensan que estornudamos (un asiduo lector de este espacio justo ayer me hizo la bromita, y tenía que mecionarlo… sí, ¡sabes quién eres!) o creen que les mentamos la madre. Y siempre, ahí sí siempre, nos piden que lo repitamos, pero d e s p a c i t o por favor.

Aclaro una cosa: me encanta mi apellido. Lo presumo a los cuatro vientos. Estoy muy orgulloso de él, es parte de quien soy, es original y muy difícil de olvidar (fonéticamente hablando claro). Ortográficamente, quien lo recuerda a la primera, merece un aplauso. Todos los que nos llamamos como yo somos, en mayor o menor rango, familia en este país (más de 300, gracias a un tío que parece se encomendó a poblar la sierra de Jalisco).

O k h u y s e n. ¿Perdón? ¿Cómo? ¡La tuya! ¿Me podría repetir? ¿Se encuentra bien? Está bien, lo reconozco, leído sí cuenta con un reto automático. Son letras que en el castellano no estamos acostumbrados a utilizar. La "k" solamente en derivados del Kilo o con palabras anglosajonas por ejemplo. Aprovecho para declarar mi total oposición al creciente número de personas que están aniquilando al idioma, y ahora escriben "Kiero, Ke, Keso..." (si saben de alguno de estos huevones/ desertores me avisan, porque tengo la cruzada personal de aleccionarlos a como dé lugar para que respeten el uso de la Q con su inseparable U)

De origen holandés, su pronunciación real es "Okkkjjjausen" (si no carraspeas entre la "k" y la “j” (h), no está bien pronunciado, ¿eh?). Pero mi bisabuelo, primero de nuestra línea genealógica en poner pie en este país, tuvo la iluminación divina de darse cuenta que sería un problema la pronunciación para los oriundos, y se dijo "Bueno, que se diga como se lee en el castellano, y problema resuelto". (personalmente se me hizo una buena idea) Entonces, lo pronunciamos "Ocuisen". Sencillito.

¡Sí, ándale, cómo no! Bueno señor@s, ¡no saben lo que es! Recuerdos abundan desde chamaquito. En la escuela sabía perfectamente que me llamaban a mí, porque llegaban a mi nombre el primer día de clases y "Alonso Oooooo... (no pasaban de ahí)" "Alonso Ok....¿iusen? ¿Lo dije bien?” “Noooo miiiiiss, es Ocuisen" "Ok... ¿aisen?" (hago nota de las interrogaciones, porque siempre dudaban, ¡siempre!) "Alonso ... eeeeh… ¿perdón como se dice esto?" Era de risa, y a la vez de mucha desesperación. Ya había ocasiones en las que volteaba con ojo a media asta ya con la mano cansadamente levantada con el automático y aletargado "Ocuisen miss..."

Evidentemente, toda persona que he ido conociendo a lo largo de mi vida ha preguntado "¿Cómo se dice? (si lo leen), "¿Cómo se escribe?" (si lo escuchan) y "¿De dónde es?" Ya es parte del paquete. Por supuesto ha habido quienes se han aventado la puntadita de decir "¿Holandés? Pensé que era japonés..." (para matarlos lo confieso, ¿será por el "sen" del final, la “k”, la “h”, o tal vez la “y”? Me vale maní...)

Ya no tan niño, me di cuenta que lo mejor que podía hacer, era ahorrarnos a todos tiempo y confusión. Entonces, si tengo que decir mi nombre completo al momento de llegar al segundo apellido interrumo con "le deletreo el segundo apellido: O de Oscar, K de Kilo, H de Hortencia, U de Uña, "i" griega (me he topado con quien escribe “i griega”, ¡lo juro!), S de Samuel, E de Ernesto, N de nada”. Asumo que cada quien en mi familia utiliza distintas palabras para lograr el objetivo, pero segurito, todos hacemos lo mismo. Mi madre y hermana son bien …uleras, porque dicen: “O… K de kilo, ache, u, igriega (one word), ese, e, ene” No les entienden, es de esperarse.

Hace tiempo me di la tarea de aprender el modo en que dicen en ámbitos aeronaúticos y militares las letras. Y ahí iba yo “O…scar, K…ilo, H…igo (u H…otel), U…nión (o Uniform), Y…ankee, S…ierra, E… co, N…éctar (o N…ovember) Seguro me odiaron mucho pensando “¡Ah, qué mam…n!”

¿Para qué cansarnos de más con primero decirlo como va, para que A HUEVO lo tengamos que posteriormente deletrear, y ya luego decirlo corridito? (ya una vez que lo deletreamos, y lo decimos, el que lo anotó sigue las letras y seguro piensa "aaaaaaaaah, clarooooo…” (¡se dice como se escribe!)

Cuenta la leyenda que tenía una tía (nunca la conocí) que se casó con Fulanitodetal Oldendorff… ¡WOW! Primero, reconocer que la combinación de nombres de sus hijos es espectacular, parece de la realeza europea (sí, ¡péguenme por sangrón!) Pero segundo, qué pereza más grande pensar que tenían seguramente que deletrear los dos apellidos. I n t e r m i n a b l e…

Sé que no estoy solo en esto en el mundo. Muchos somos los que tenemos que sufrir a donde quiera que vayamos con este tipo de desgaste. La cultura y los orígenes de la gente se han mezclado hoy en día tanto, que es imposible que vivamos con estas aclaraciones. Somos una raza que dominó el lenguaje, y son tantos los idiomas, dialectos y lenguas que se hablan en el planeta, que raro es quien hoy no tenga apellidos en su haber distintos al idioma del país en donde viven.

Pero esta mezcla ha generado enriquecimientos en varios niveles. Tradiciones y modos de vida que se han intercambiado de país a país por generaciones, o que inician apenas una línea familiar el día de hoy en un lugar antes ajeno a sus antepasados. Es la mezcla de hoy día la que hace que seamos un mundo tan rico, y que constantemente se sigue enriqueciendo por esto (y por la globalización por supuesto).

Sigamos mezclándonos. Inevitablemente, tendremos que detenernos en nuestros apellidos “exóticos” para explicar sus partes y su origen (además, es un buen rompe hielo cuando conoces a alguien). Yo por lo pronto me despido, sabiendo que tendré que seguir haciéndolo constantemente, pero sumamente orgulloso de mi nombre y mi origen.

Pero más orgulloso estoy de quien soy, y hacia donde me dirijo, con mis nombres y apellidos.

lunes, 18 de enero de 2010

Carta de Yoda al Cardenal Norberto Rivera Carrera

Nota de Autor
Para aquellos que no recuerdan a Yoda, hago la aclaración correspondiente. Yoda es el Maestro Jedi Supremo creado por George Lucas, y personaje sumamente importante en la saga La Guerra de las Galaxias. Sus rasgos físicos son inequívocos. Tiene alrededor de 700 años, mide 70 cm. aproximadamente (¡cómo Margarito!), piel verde, poco y alocado pelo, orejas puntiagudas. Como señas particulares tiene manos con tres dedos (estereotípicamente extraterrestre), viste siempre de toga de manta al piso y porta su sable láser en todo momento. Va por la vida diciendo a diestra y siniestra “La Fuerza estará contigo”. Uno de sus rasgos más característicos es su calma ante todo y su modo de hablar, ya que tiene una peculiar forma de armar las oraciones. Espero lo recuerden y así entenderán lo que sigue… (de lo contrario, van a creer que ya me dio un infarto cerebral que ha mermado mis capacidades y ando babeando el teclado)


Norberto, estimado Cardenal.

En atención me dirijo a ti por los acontecimientos últimos en México ocurridos. Percibo yo desde tiempo un disturbio en La Fuerza. La Fuerza es sabia, y rodeados por ella estamos. Equilibrio mantener debemos en ella para paz tener entre los seres. Y digo directamente que rupturas y ofensas a muchos tus actos y comentarios han ocasionado. El Lado Obscuro enfocado en tu planeta y en tu país está, y tu aliado jamás debe ser.

Tristeza por completo me llena. Tu país unido siempre ha sido. Tragedias sortear ha sabido y unido se ha mantenido para adelante seguir. Gente buena, humilde y amable los mexicanos son. Gente que en la Fuerza cree y por la Fuerza vive. Merecen ellos mucho más que lo dicho y criticado por ti. Y La Fuerza hoy dividida está, mucho a tu ser es debido.

Líder saber debes de. Escuchado por muchos eres. Líder es aquel que el cambio intuye y el cambio acepta. Líder es quien ve por los suyos y quien por preservar lucha ante la desigualdad y falta de bienestar de todos quienes lo siguen. Líder es quien toma La Fuerza como un todo, no en partes, y quien contra El Lado Obscuro lucha para que terreno no gane. Líder es quien se olvida de sus particulares visiones y ve el bien común y el deseado fin del equilibrio del amor en La Fuerza.

Eres quien el amor predica hacia La Fuerza del Espíritu, la paz y los valores. Y ahora, olvidado has de lo que el amor es. Perseguir y criticar tu fin, no es. Unir sí es, escuchar sí es. Juzgado a un grupo que busca el amor ha sido tu tarea última, y la inequidad de derechos ser tu fin parece. Nada te han hecho ellos. Entender debes que el mundo y la Fuerza cambia. Lo que alguna vez fue, puede serlo no más. El cambio movimiento genera, renacimiento genera, energía genera. En tu mundo hoy una lucha existe, siglos ya lleva esta lucha, y parece finalmente tener más aliados. Dejar respirar y respetar debes. Pronunciarte a favor de la igualdad y el amor tu labor es.

Más de 2000 años tiene que un gran líder a tu mundo llegó. Un líder que escuchar y entender supo, y que por la humanidad su vida dio. Diferencias y segregaciones evitó en su camino. Fue un Ser que llevaba y escuchaba la Fuerza dentro, pero que además escuchar al amor supo y humildad tuvo para saber a los corazones llegar. Hoy por su obra y su amor en los corazones de muchos perdura. Y quienes no seguirlo fervientemente decidieron, su existencia y su grandeza de igual modo reconocen.

Ser como Él no te pido. Él su lugar tiene, y nadie ha de quitárselo. Su sabiduría dices conocer y predicar, pero recuerda que Él nunca dividir quiso. Calló ante humillaciones Él, y puso la otra mejilla. Conceder y conciliar su mejor virtud fue. No dividir y enemistar. Unión su objetivo fue, y el amor era lo que todo lo unía. No equivoques tu camino Norberto. Entiende Su amor y sacrificio, su esencia valor tiene, lo escrito por el hombre, no es ya lo que Él en origen dijo.

Juzgar, mal influenciar y mal informar, así como de dividir dejar debes de. Uno es tu pueblo, y como La Fuerza, como uno amarse debe. Aberración el amor no es. Divisiones y distinciones el amor no tiene. La Fuerza más poderosa es con amor por aliado, porque lo puede todo. Pecado el amor entre el mismo sexo no es, degeneración no es, antinatural no es. El amor, amor es. Entender su esencia tu proyecto debes hacer. Ya que sin amor, los seres vivir no pueden.

Derechos iguales tener todos debemos. No prediques con error. Hombre con hombre, mujer con mujer, hombre con mujer iguales todos los casos son. Amor es lo que los une. Y con amor e igualdad protegerlos es prioridad. Todos lo mismo merecen, obligaciones y derechos por igual. No ataques y dividas, une.

Decidir seguir con tu postura, error será. Guiar y encaminar a tu iglesia debes. Debilitarla y terminar con ella solo lograrán comentarios y juicios de ustedes contra el amor. Más y más no escucharlos deciden; día a día el número se eleva. Permanece en todos ellos el amor a Él, pero a tu institución no. Error es saber esto y no actuar para el camino corregir. Humildad y amor Norberto, a Él recordarlo, y verás como La Fuerza a ustedes regresa. Acepten y amen.

Derecho a familia tienen. Error tras error cometes, porque con comentarios tuyos quitas sin cuenta darte a niños amor y cuidado que en urgencia necesitan. ¿Derecho crees tener para esto? Permitirles adoptar muestra de amor solamente es. Amor por ellos que familia quieren, y amor por el pequeño ser que amor y sumo cuidado recibirá. Dos padres o dos madres problema no son. Obtusa visión problema sí es. Ayuda necesitan estos niños, procurar debe esto ser meta tuya.

Aprende y entiende tu entorno y tu mundo Norberto. Predicar con el cambio dentro de tu iglesia, su meta a seguir debería, y demostrar que aman sin distinciones. Tienes La Fuerza dentro de ti, encaminarla por el bien deberías. Tu iglesia graves errores cometió y comete, aceptar el pasado, perdón pedir y corregir el presente su labor debería ser. Reconocer y castigar a quienes daño han hecho por siglos de sabios sería. Taparse los ojos y cegarse ante la realidad su error más grande es. Preferir a los demás criticar y desde el interior de la iglesia no reinventarse, terrible para ustedes y todos será. Siente la Fuerza del amor en ti, y todo será mejor mi aprendiz.

Amar a todos dentro de La Fuerza, a quien ame o con quien duerma, importante no es. Preservar La Fuerza del amor, todo lo es. Que La Fuerza y el Amor estén siempre contigo.

Yoda. (q.l.F.e.c.) ("Que la Fuerza esté contigo"... no podía despedirse así nada más... ¿no?)

sábado, 16 de enero de 2010

La "Normalidad"

¿Qué es normal? Difícil de definir, ¿no creen? La normalidad es algo tan subjetivo que no debe de ser utilizado como referencia de nada. No es una palabra que sea de utilidad para comparar. Normal para uno puede no serlo para el otro. Eso nos lleva a seis mil millones de posibilidades (y contando) para definir a la normalidad. Numéricamente ya es en sí una locura.

La definición psicológica de "normal" considero es bastante interesante y exacta, sin olvidar la falta de límites que en sí tiene la palabra. "Normal es el término por el que es conocido cualquier ser vivo que carece de diferencias significativas con su colectivo, aunque en mayor o menor medida, cada ser vivo posee alguna diferencia que no suele ser tomada en cuenta, por lo cual el uso de la palabra normal solo puede ser subjetivo. Aún así, este término no suele ser el más apropiado para definir nada, ya que todo es distinto entre sí y no existe ningún punto de referencia del que hablar como normal".

Ahora, todos estamos sumamente acostumbrados a juzgar cuando algo o alguien es o no normal. Queda claro que ese juicio es solamente basado en nuestra percepción, una percepción definida por nuestra esencia, educación, religión (si la tenemos), sociedad, predeterminaciones, miedos, anhelos y modo de vida. Demasiadas veces en nuestro trayecto de vida hemos pronunciado la frase "Eso (ese, es@, es@s, aquello) no es normal..." como si el parámetro colectivo de normalidad fuéramos solo nosotros o nuestro entorno.

¿Qué nos hace creer que lo normal somos nosotros? Por mandato divino, todo sale del parámetro de normal, ¿menos nosotros? Es una visión creo egoísta de la vida, ya que no consideramos que podemos estar en un error, y siempre será más fácil apuntar con el dedo hacia enfrente, que girar la mano y apuntarnos a nosotros mismos.

¿Los demás creerán que soy normal? "¿Y quién es el otro para decirme a mí que no soy normal o vivo mi vida con sus respectivas acciones y repercusiones, fuera de la normalidad?" "¿Quién se cree?" "¡No tiene derecho a juzgar mi normalidad!". El utilizar este término para definir, enmarcar, delimitar o aceptar cualquier cosa es poco exacto, poco democrático y poco objetivo. Es ambiguo y genera fricción entre las partes, sin importar qué o quién sea, porque inevitablemente se está juzgando o siendo juzgado.

Vivir en sociedad conlleva siempre ser observado y juzgado. Es la misma sociedad en la que te desarrollas la que determina los límites éticos de convivir y del ser. Muy distinta es la forma de ver la vida de persona a persona, de pareja a pareja, de familia a familia, una región a región, de país a país, de continente a continente y de religión a religión. Desde lo más particular hasta lo más general, siempre habrá divergencias y diferencias.

Ser consciente que el otro es distinto a uno, y aceptar sus diferencias como un ser totalmente ajeno a nosotros, es lo que permite la armónica convivencia entre los seres vivos. La tolerancia lo es todo, es lo que permite que seamos una raza que se desarrolla en sociedad. Sabemos que tenemos puntos de acuerdo grupales que nos permiten considerarnos eso, un grupo afín, pero individualmente distintos. Aceptar las diferencias, ya es otro tema.

Los animales que se desarrollan en grupo conviven en relativa calma dentro de sus grupos. Solo se ponen locos con el apareamiento (bueno, todos nos ponemos locos en temas sexuales y en que no te den bajón de pareja) y en algunos casos, con el respeto del territorio (solo los machos. Las hembras lo comparten todo, ya saben). "Si no me pisas mi pasto, todo bien, ¿vale?" Creo que los animales son afortunados al no tener un nivel de conciencia crítica grupal. Para una cebra, la otra cebra es solamente eso, otro animal en pijama y monocromático como ella. Mientras no se coma o le cague su pasto, no le dé una mordida o no le quiera dar zancadilla para quedarse con su cebra preferida, va todo bien. Pero no va por la vida pensando mientras mastica, camina y caga, mastica, camina y caga "... esa fulana de allá es una perdida, se le anda ofreciendo al macho... no me gusta cómo lleva las rayas esa otra... ¿por qué mueve la cola tanto esa? No es normal... ¡ay, este mundo en qué va a acabar!... !Ayyyy cabr...! ¡¡¡Cóóóórrele pendeja y deja de pensar idioteces, porque ese león ya te vio cara de cenaaaaa!!!"

Un pequeño momento de descanso antes de la reflexión a nadie le cae mal, ¿no?

En la historia del hombre, la falta de entendimiento de las diferencias, y el respeto de las mismas, han dejado una huella imborrable. No comprender que el otro es distinto, y aceptar la realidad, ha generado ofensas, confusiones, asesinatos, persecuciones, genocidios y terror desde que el hombre es hombre. La falta de aceptación religiosa ha destrozado y dividido al mundo. La lucha de las razas y la convicción que una tenía derecho a ser superior a las demás, permitió que el maltrato, la segregación, la esclavitud y la muerte de pueblos enteros ocurriera y sigo ocurriendo ante nuestros ojos llenos de impotencia de un modo “normal”.

La igualdad de género y los derechos de la mujer. ¿Por qué el hombre macho determinó que la mujer no tenía derecho a educarse, a crecer personal y profesionalmente, a tener derecho de voz y voto, a ser quien quisiera ser? Una mujer que amara la literatura no era “normal”, era una bruja. Una mujer que usara pantalones (y los tuviera) tampoco. La mujer tenía que estar en casa, tener tantos hijos como pudiera y atender a la familia sin decir ni pío. Para ciertas culturas, no merecen siquiera el derecho al placer. ¿Normal de acuerdo a qué o quién? Todavía me resulta inaudito pensar que fue hasta el siglo pasado cuando a la mujer se le permitió votar.

Pero eso sí, cuando se necesitaron en las guerras, las mujeres fueron “valoradas” (acarreadas sin opción podría ser también un modo de verlo) y las llevaron a producir y trabajar. Pero cuando las guerras terminaron, les dieron una patada y les dijeron “Mujercitas a sus casas, y a atender a sus mariditos, que ellos son los héroes de guerra. Gracias por sostener a su país, por ser ustedes las que armaron aviones, portaaviones, y un sinnúmero de balas que usamos para matar al enemigo, gracias por mantenerse fuertes, porque ahora sus hombres y sus hijos las necesitan” ¿Y las que perdieron a sus esposos en el frente, no se preocupen, váyanse a su casa y consíganse otro esposito, porque solo para eso sirven, ¿eh?” ¡¡¡Taaaa taaata taaaa taaaaa para todos!!!

En mi percepción, todo lo anterior me lleva a entender que esto tiene un común denominador: EL MIEDO.

Miedo a lo desconocido, a lo que no es como uno es. Miedo a creer que el “anormal” vendrá a cambiar mi entorno y mi cimiento, que su falta de “normalidad” invadirá todo, y estaré en peligro. Si al menos hiciéramos un esfuerzo para tratar de escuchar, de sentir y comprender lo que el otro es y quiere, y dejarlo ser sabiendo que son SUS metas y SUS anhelos, tanto habría sido distinto.

La persecución y determinación histórica que la homosexualidad es “anormal”, aberrante, antinatural, enferma y degenerativa para la sociedad es lo que me ha llevado a escribir todo lo anterior. Pregonan los faltos de visión “Los homosexuales se han infiltrado en la sociedad, y ¡la van a destruir! ¡A por ellos!” (la palabra que normalmente utilizarían, decidí no usarla por respeto)

Mucho se ha debatido en ámbitos de sexualidad y salud el origen y porque de la homosexualidad. Desde los tiempos de Cristo la han perseguido, juzgado y sentenciado. Y desde entonces los homosexuales vivieron escondidos, llevando dobles vidas, aterrados que alguien se enterara, ya que serían tachados por la sociedad como enfermos, pervertidos y sodomitas, y podrían terminar en prisión y hasta ejecutados.

¡Qué fea palabra es sodomita! (palabra para designar a quienes, practican diversas clases de “aberraciones” o perversiones sexuales según la iglesia cristiana, como homosexualidad, sadomasoquismo, necrofilia o vampirismo, utilizada en varios idiomas occidentales) Tiene una carga y connotación tan negativa, pesada y aberrante, que no entiendo como todavía la utilizan. Deberían de eliminarla de los diccionarios.

La homosexualidad fue considerada como un trastorno mental durante siglos, y afortunadamente en la década de 1970 dejaron de considerarla como tal. Ahora, la homosexualidad finalmente la definieron como lo que es: una orientación sexual (la identidad sexual con la que nace cada individuo). Desde entonces, estudios serios de psicología, psiquiatría y genética se han volcado en dar una explicación científica del porqué de la homosexualidad y no para erradicarla, para comprenderla.

Dejemos claro de una buena vez que un homosexual nace homosexual. Esa idiotez social que un homosexual “se hace” es aberrante, ya que da a pensar que una perversión, un momento “traumático” o la simple decisión puede generar el cambio. No se decide ser homosexual, lo que sí es una decisión es vivir tu vida de acuerdo a lo que eres, y ser congruente con todo tu ser para lograr el pleno desarrollo de tus potencialidades y tus sueños.
La realidad estadística marca que aproximadamente un 9% de los seres humanos son homosexuales. Eso equivale a 540 millones de seres humanos. Personalmente creo que son muchos más, pero culturalmente en muchas regiones perdura la visión bizca y corta, así que puedo casi asegurar que si no hubiera juicios y consecuencias sociales por decirlo, el número sería mucho mayor.

¡Quinientos cuarenta millones de homosexuales al 9%! Casi el doble de la población de los Estados Unidos. Solamente en la zona metropolitana del Valle de México son casi dos millones de personas. Con estos datos a modo de ejemplo, ¿creen que es válido discriminar a tanta gente diciendo que no son “normales”? Piénsenlo.

Este tema he decidido explorarlo por algo que ha estado ocurriendo en mi querido México desde hace tiempo. La lucha por la igualdad legal de derechos en parejas del mismo sexo está a la orden del día. Mucho se ha avanzado en relativamente poco tiempo. Tendrá un par de años tal vez que en algunos estados y en D.F. se aprobaron las leyes de convivencia, una unión civil que reconoce a las parejas del mismo sexo entre otras, y otorgaron ciertos derechos, pero otros volvieron a quedar fuera de la ley.

Sentimos como sociedad que habíamos logrado mucho. Pero no era suficiente. Había que luchar por más. A finales de 2009 en el Distrito Federal iniciaron arduos debates entre los asambleístas sobre la aprobación del matrimonio entre parejas del mismo sexo. Esto ya es cosa seria. Finalmente una igualdad total en la sociedad en términos conyugales. Modificar la ley para sustituir “unión entre un hombre y una mujer” por “unión entre dos personas”. No más discriminación legal. Y no solo eso, ya que dentro del paquete incluyeron el posible derecho de adopción. Felicidades a los representantes por incluirlo todo, sin dejar detalle fuera. Ya era hora. Terminaré de brincar de alegría cuando se apruebe esta ley y se publique. Ahí sí, ya no habrá vuelta pa’tras.

La onda de choque que esto ha generado es enorme. Sectores conservadores de la política, la Iglesia Católica y parte de la sociedad están en contra de esto. Los argumentos: ni para qué repetirlos, sabemos la cantaleta. ¿Para qué siguen con lo mismo? Políticos opinando en contra de esto pero al mismo tiempo defienden los derechos humanos. ¿Qué la igualdad no es un derecho humano?

¿Cómo se le permite a la Iglesia opinar en temas legales cuando México es un estado laico? Y siguen con la misma palabrita que me retumba y retuerce en lo más profundo: “Antinatural”. Creo que no se dan cuenta del daño que causan a la sociedad mexicana con estos argumentos. Causan corrosión, conflicto y división entre los mexicanos. Nunca avanzaremos si permitimos que un grupo de ensotanados ande escupiendo estupideces sin ser sancionados por su falta de tacto, juicio, cultura y equidad. Además, la Iglesia tiene TANTO que limpiar en casa y se empeñan en barrer fuera. Síganle, mientras dentro el olor a podrido seguirá aumentando, hasta que llegue tan arriba que sea el mismo Dios el que les diga que ya le paren, porque ya apestaron el Cielo. Deben darse cuenta que tienen que reformarse, porque o se adaptan al mundo hoy, o mueren. Es ley de vida y evolución.

Ya estamos acostumbrados a las bestialidades de los antes mencionados. Pero creo firmemente en la libertad de expresión. Pero cuando una opinión carece de fundamentos, y se da frente a un grupo “influenciable” o frente a medios masivos de comunicación, cambia la cosa. Los medios de comunicación deben en mi opinión mantenerse total y absolutamente neutrales. Ellos solo deben dar la información como tal, o son los mediadores de invitados que tienen libertad de opinión. Debe de ser muy cuidadoso cuando tienes micrófono abierto con lo que dices, sabiendo que muchos te escuchan, pero no sabes a quienes te diriges en lo particular, y hasta el uso de una simple palabra te puede avasallar.

Eso ocurrió hace par de semanas con Esteban Arce, conductor de Televisa para Matutino Express, programa transmitido en televisión abierta. En lo personal, cuando podía, lo veía. Tienen datos interesantes, noticias, y buen humor. Varias veces recuerdo haber escuchado a Arce opinar en ciertos temas de un modo poco informado, conservador y ofensivo hacia ciertos sectores sociales.

A mediados de diciembre, invitaron a la sexóloga Elsy Reyes para hablar de orientación y preferencia sexual. Fueron siete minutos de pena ajena, de sorpresa tras sorpresa, pero sobre todo de indignación y coraje.

Ella inició con las definiciones básicas de estos términos, y a partir de ese momento, sencillamente no la dejó hablar. Su primera intervención desafortunada fue decir “¿Entonces es normal ser homosexual? Ella contesta “Es una orientación…” para ser interrumpida por primera vez con un rotundo “No, no, no… ¿es normal?” Todavía la sexóloga a mi parecer le quiso decentemente demostrar el error que puede ser utilizar la palabra normal diciendo “la palabra normal es bien subjetiva…”

Escupió otras como “…hay cosas que son normales… hombre y mujer es ser normal…” “…son cosas naturales, hay hombre y hay mujer… la única manera de reproducirse es arrejuntar (¡Qué alguien me diga en dónde estudió! ¡Qué vocabulario tan básico!) una hembra con un macho, y es lo natural…” Ella contesta muy bien con “la sexualidad no solamente está limitada a la procreación…” y él “no, no es lo que tú creas, es lo que ES…” (asombrado, ahí me puse de pie la verdad, porque fue ver el nacimiento de un bestia con un dedo de frente)

Siguió con “¿Cuál es el finalidad vital de la sexualidad? Le contestaron genial “bueno, si te quieres poner Darwiniano, el fin sí es la procreación…” (ese fin solamente puede aplicar a los animales, y no a todos, porque está comprobado que el ser humano tiene relaciones sexuales además por placer, y no solo para procrear) Si él lleva este cortísimo modo de ver la vida a su vida, entonces todas las veces que seguramente ha tenido sexo por placer con alguien NO ES NATURAL, porque sinceramente dudo que en cada una de las veces se haya encuerado pensando “¡es hora de hacer otro hijo, Dios quiera y pegue!” Queda claro el poco nivel cultural y probablemente un alto nivel de niebla religiosa y predeterminación social que no le permiten darse cuenta que la evolución del ser humano lo ha llevado a vivir la sexualidad de un modo totalmente distinto a un animal (¡cómo él!)

Continuó empleando la palabra normal sin darse cuenta (¿cómo podría? Es casi un mandril mentalmente el pobre) en la camisa de once varas que se había metido. Arce dijo “bueno, entonces para ti ¿es una opción?” (la homosexualidad) respondiéndole con “No es que sea una opción, una orientación no es una opción… tú naces con ella…” interrumpida y atacada de nuevo con el rotundo “NO, NO, NO” Todavía se aventó una frase de lo más corriente “… ves hombres totalmente hombres (¿qué puedes ver hombres totalmente moscas?) y se dejan ir porque les gusta el plátano fumado” (¡horror!) y remató “…hay mucha degeneración y hay mucha droga, mucha droga…” en un tono verdaderamente grotesco y ofensivo.

Elsy Reyes acertó diciendo “… si tú naciste con una orientación sexual homosexual, mereces todo el respeto y la tolerancia del universo, y no tienes porque sentirte ni segregado ni nadie tiene porque segregarte…” y Arce resume todo con esto: “…tienes que considerarlo y más tú como especialista, que ¡NO ES NORMAL! Y cerró como los grandes “…no hay que mal orientar, y no se trata de lo que tú crees, es lo que ES la naturaleza… la naturaleza pone un hombre, una mujer, eso es lo normal, que tengan hijos, y se reproduzcan, lo que viene al lado ya no es normal, aunque lo digas tú o lo diga Einstein.” (¿y qué tiene que ver Einstein en esto?)

Fue un desastre total. Avivó una chispa innecesariamente. Han surgido infinidad de comentarios sobre él y su permanencia al frente del programa. Se han formado grupos en las redes sociales pidiendo que salga del aire. Han entablado demandas ante las organizaciones correspondientes para que responda por sus palabras. Tocó una sensible fibra, y gracias al avance que como sociedad estamos teniendo, sectores más allá de la comunidad homosexual se han pronunciado de igual modo en contra de su postura y exigen una reprimenda. Y todo por el uso de una palabra tan subjetiva como normal (y claro, por la manera y el afán en demostrar su rechazo)

Confío en que conseguiremos como grupo y como sociedad que este suceso sea un ejemplo que hemos cambiado, que la sociedad ha dejado ya los juicios preestablecidos para ver la vida, y que nos aceptamos así, distintos.

Nunca más deberemos de quedarnos callados ante la segregación y el rechazo. Nunca más permitir la discriminación por ser diferentes. Nunca deberemos de permitir que pasen por encima de los derechos de nadie.

Porque no importa qué pienses u opines, qué quieras o a quién quieras, porque tú eres tú y te respeto, así como yo soy yo, y espero y merezco el mismo respeto que yo te doy a ti por ser, simplemente por ser. No eres ni más ni menos “normal” a nadie. Simplemente eres distinto a mí, y así quiero que sea. Y eso sí, es NORMAL ser distinto. Es maravilloso serlo.