domingo, 28 de junio de 2009

¡A por la marcha! Part II

El pasado 20 de junio se dio lugar una marcha muy distinta. Una marcha donde el objetivo es la igualdad, y el reconocimiento de derechos civiles y legales. Un reconocimiento por el que se lleva luchando mucho tiempo. Es una marcha que abiertamente cumple ya 40 años a nivel mundial, a partir de la revolución sexual del 69 (¡qué prudente número, no lo había pensado!) y 31 años en nuestro país. La marcha del Orgullo Gay.

Estas marchas a nivel mundial siempre se han caracterizado por ser pacíficas. Por lo menos de parte de los participantes. No agreden, evitan molestar. Feo pensarlo, pero seguramente en el tiempo fueron acosados, molestados y desgraciadamente, maltratados. Ahora, hay cambios. Se desarrollan "pacíficamente", se avisa mediante comunicados de las organizaciones involucradas cuando se realizará, para que la población tome medidas. NO pretenden molestar a nadie. Son marchas que se planean desde el momento en que terminan para el siguiente año. Digo, hay mucho que contemplar: los carros alegóricos que no pueden faltar, adornados con motivo vario y gente varia (muy varia'a como dicen por ahí los jarochos, costeños y sevillanos), publicidad, cánticos, música, frases, recorridos, temas del día, y los atuendos claro. En fin, un surtido rico.

Este año, más de 1500 agentes de seguridad iban custodiando a la marcha. Seguro muchos de esos agentes iban "silenciosamente" marchando, quedando “al margen” de la multitud, al ir cumpliendo con su trabajo, pero como parte de todos, abogando por lo que debería ser suyo, nuestro. Y supongo que muchos mirones de acera lo hacían de igual modo. ¡Qué feo cuándo no puedes decirle a nadie! Sientes que cargas a un universo en tus hombros y no encuentras como quitar la carga. Hasta que un día ¡pop! se rompe la burbuja y eres libre... es una sensación maravillosa esa primera vez que ves la luz a través de "las pesadas puertas del armario".

Los temas, básicamente los mismos de año tras año: mejoras en seguridad social, en salud, una educación sexual sensata y sin tabú en las escuelas, establecer políticas de igualdad para parejas del mismo sexo. Derechos y obligaciones por igual. Que bonito es pensar en eso. Pensar que llegue un momento en la historia en donde no existan diferencias por el sexo de tu pareja.

¿Cuánto tiempo más habremos de luchar por ser todos iguales? ¿Cuándo será solo recuento histórico la lucha por el reconocimiento a las parejas homosexuales? ¿Cuándo las marchas serán analizadas y valoradas por historiadores y sociólogos como hoy fueron las luchas raciales de los 60’s en Estados Unidos o la incesante lucha de Nelson Mandela por una Sudáfrica unida y justa venciendo las ideologías del Apartheid? La lucha milenaria de las mujeres por ser tomadas en cuenta, reconocidas como parte integral de la sociedad, y no solo las hacedoras de hijos, las encargadas del hogar y del almidonado de las camisas del señor. Pensar que fue apenas hasta el siglo XX cuando pudieron empezar a ejercer el voto. Y como estos, tantos ejemplos más.

Queda uno hasta falto de aire de tanto suspirar cuando se hace un recuento histórico de como el hombre siempre ha luchado contra él mismo por el reconocimiento a las minorías, a las que el mismo hombre ha desesperadamente tratado de erradicar. No solo a las minorías. A todo aquello que no cabe en ese reducido molde que es la mente de los líderes, normalmente nublada por una pasión religiosa. (escojan la que quieran)

Cómo olvidar la persecución de cristianos en la época romana, en donde los usaban como entrada para el festin de los leones gladiadores. Y luego, ironía de la vida, los siglos de oscurantismo y miedo por la persecución de todo aquel que no fuera parte de la Fé Cristiana (eso es inaudito, primero perseguidos y luego perseguidores…) El incesante acoso a los judíos durante toda la historia (¿era necesario un Hitler para que nos diéramos cuenta del horror que sufrieron siglo tras siglo?) La cacería de brujas en la dominación española. Esas mujeres que fueron golpeadas, quemadas y maltratadas NO por ser maestras de las pócimas y el vuelo de escoba, sino por querer ser más que solo objetos. ¿Como la visión del ser humano pudo ser tan obtusa como para creer que una mujer por querer aprender a leer, por salir del yugo del hombre y añorar un desarrollo estaba en manos del Maligno? Como pensaron que la raza negra no eran en sí humanos, al igual que todos los nativos americanos.

¿Cómo pensar que un homosexual es un engendro, un anormal, una enfermedad? Tanta gente que pregona a los cuatro vientos que fue Dios el que dijo que el matrimonio tenía que ser forzosamente entre hombre y mujer. Quiero pensar que Él nunca fue ni será tan cerrado de mente, y creo que tiene cosas más importantes que atender que los matrimonios del ser humano ¿Qué es lo que les da tanto miedo? Imaginar a una pareja que se ama, estable, constante, y dedicada el uno al otro y a los demás, si está formada por Lupita y María, Juan y Manuel, o por Manuel y Lupita (antes Juan) ¿Cuál es el problema?

Con esto último regreso al 20 de junio.

Me parece terrorífico que hayan reportado que dos partidos políticos (no diré nombres) se hayan sumado a las masas. Y no para apoyar el movimiento. No para presentar un sabio intento ante la clase política por una igualdad social, por una consciente visión que todos somos iguales ante la Ley (esa desvirtuada imagen de la mujer sensual, entogada, vendada y objetiva, ¡HORROR!) sino para custodiar que la marcha no tuviera "tintes políticos". Que fuera apartidista. ¡Por Dios! Como si el fin de la marcha fuera pintar el aire de verde, azul o amarillo. Interesante sería ver a una orgullosa draga de metro noventa, caminando como nadie con plataforma y tacón de +15 (lo que la llevaría a 2.05 m) gritando "!Arriba el P..., voten por el P... ellos sí cumplen!" (yo me mantengo apartidista por supuesto) El aire sí se pintó de colores, pero de todos los colores. Sin preferencia de tono y sin discriminar a ninguno.

Argumentaban estos hombres tan cortos de visión: "... no queremos que se tome La Marcha como plataforma política, con las elecciones intermedias a la vuelta de la esquina..." ¿Saben qué? Vayan y marchen directito a ¡$%$#$#$%% madre! ¡Qué indignante "clase" política tenemos! No se vale…

Leí posterior a este día una encuesta en donde en México el 88% de los miembros de la comunidad LGBT (LésbicoGayBisexualTransgénero) padece algún tipo de discriminación o violencia. ¿Violencia? ¿Por agredir a un homosexual le vas a quitar “su enfermedad”? (ya ven que les encanta decirnos enfermitos…) ¿Por no aceptar y maltratar a una persona transgénero va a dejar de sentirse hombre atrapado en cuerpo de mujer o viceversa? Señor@s, es momento de cambiar desde el fondo. La sociedad no termina de entender que no se nos va a quitar, que no es contagioso (ah, porque como hay obtusitos por ahí que prefieren que no estés en contacto con su familia, no vaya a ser que al niñito se le pegue lo “putito”)… eso es miedo a lo desconocido, porque sí lo piensan de su hijito, es porque ya dio señales, déjenlo ser por Dios. Somos exactamente igual que ustedes. Y al ser iguales, pedimos lo mismo que piden ustedes. No se hagan bolas.

Que grande sería que cuando los padres a cualquier edad vieran en su hij@ destellos de “eso” (no se vayan a ofender los presentes, ¡bah!), cosa que normalmente se detecta desde niño, se acerquen como padres, lo analicen, lean, comenten (todo esto si les causara conflicto claro!) y desde ese momento trataran a la personita como lo que es. ¡Sería una persona tan feliz! Podría llegar Abdoncito con papá y mamá y decir “les quiero presentar a Teodulo, ¡mi novio!” Crecería sin el miedo de tener que enfrentar un día a propios y extraños, y SALIR DEL CLOSET! Quiero ver a un heterosexual que en broma entrara en un armario, y saliera a gritos diciendo “¡Soy heterosexual! Nadie le daría importancia, más allá de un rato de risas. De hecho no tienes la necesidad de decirlo ¿Por qué al decir lo opuesto, es tanto problema? Mandamos a nuestros padres al psicólogo, y ellos nos mandan de vuelta. Van con el sacerdote de confianza a tirarse al llanto, y luego nos dicen que es él, el sacerdote, con el que tenemos que ir porque nos va a regresar a “el camino del Señor” (¿really?) (¿cuál señor?) Pobres papás que les rompemos el sueño y la imagen que se formaron de nosotros al nacer. Si soñaran en todo lo que sueñan, que es muy válido, pero dejando que su retoñito les diga con quien quiere estar, sin que ellos lo predeterminen, cuanto más fácil les resultaría.

Este tema es eterno. Siempre habrá mucho que comentar y argumentar a favor (nunca en contra por supuesto). NO se trata de tolerancia. Se trata de ser como uno es, y el otro, siendo como es, dejar ser. Punto. Un hombre sabio dijo alguna vez “la convivencia armónica de las diferencias”. Es preciosa la frase por lo cierto de su contenido. Es hora de ponerlo en práctica.

Se ha avanzado mucho en relativamente poco tiempo en la materia. Quiero dar las gracias a esas generaciones anteriores que lucharon a pie de cañón por sus derechos, que ahora son nuestros. A todos aquellos que hasta dieron la vida por expresarse. A todos los que no tuvieron la fortuna de vivir en un entorno que les permitiera estar en paz con su pareja, pero que silenciosamente aportaron su granito de esperanza. Espero que de aquellos iniciadores del movimiento que todavía puedan estar entre nosotros, les toque ver que a nivel mundial se ha terminado la lucha por la igualdad. Que ya no hay más una distinción por estar con quien quieres y eres feliz de estar.

Personalmente considero que he hecho poco como activista en esto. Podría hacer más. Y lo haré. Retribuir a los que fueron y a los que vienen por todo lo que todos han hecho o siquiera intentado. Es hora de dejar de permitir ciertas cosas que nos agreden. Esas pequeñas frases “aceptadas” por ambas partes como algo cotidiano y coloquial, cuando en realidad podrían encontrar muchas otras formas de decir lo mismo. Constantemente bromeo con mis hermanos (que sé que no lo dicen para herir, solo por reír) diciéndome “¡pinche putito!” y yo les contesto “¡pinche buga!” Se quedan mudos y me piden que no les diga así, yo pido lo mismo. Es divertido pero creo que podría dejar de ser. Y sí fomentamos eso, poco a poco, podría verse un cambio. Es hora también que dentro de nosotros como “grupo”, dejemos de hacer categorías, y veamos con cara de cólico a ciertos subgrupos. ¡No más!

Hay una anécdota que tengo que contar. El padre de una querida amiga hace un par de años salió a caminar por la ciudad, cosa que le gusta mucho. Decide ese día caminar por Reforma, y claro, cuando menos lo pensó, era ya parte de la marcha, rodeado de colores, plumas, música y desnudados. Él iba solo, nadie lo ayudó a salir de la duda de a que mundo paralelo había entrado. Al principio dicen que no entendía muy bien lo que sucedía, pero conforme avanzaba, vio en que estaba metido. En lugar de salir despavorido y “asqueado”, se quedó y terminó todo el recorrido de la marcha. Regreso a su casa encantado. Cuenta constantemente la anécdota como algo maravilloso que le pasó, y cae al piso de la risa. ¿Quieren reír más? Se decide para salir a su amada rutina el fin de semana, y ¡oh, sorpresa!” que se topa de nuevo con la multitud multicolor este año. Cantaba, reía, saludaba a la gente que miraba desde las aceras. Hasta se compró una camisa conmemorativa (muy chica para él, ahora se la ha dejado a su hijo). Dicen las malas lenguas que ya quiere regresar el año siguiente ¿No está increíble?

Hubo grandes frases que escuché de gente que acudió y que posteriormente leí. Ejemplos como “Atrás de los balcones se esconden maricones” “Atrás de las persianas se esconden las lesbianas” “¡El que no brinque es buga!” “¡Norberto Rivera también es closetera!” (del Cardenal Picapiedra yo me espero lo que sea con toda sinceridad)

Reconozco que nunca he acudido a una marcha. Les veía como con “fuchimarcha”. Como solo un spotlight sin sentido, ya muy torcido del concepto original. Pero hoy no importa eso. Ahora, ya estoy totalmente decidido a que el año siguiente estaré ahí. NO de policía sexy, ni de victoriana con peluca al vuelo. Es válido y muy valioso que cada quien vaya vestido como quiera. Claro que lo respeto. Pero es triste ver como siguen los medios solamente transmitiendo a toda la sociedad que somos un grupo de loquitas emplumadas, de desnudos adictos al leather y las tangas, de pervertidos y pervertidores, de lesbianas en Harleys sin gota de pintura. Ellos no son el todo de la marcha. Mucha gente más está ahí, pero no son nota, no venden.

Pero yo iré vestido de yo. Orgulloso de lo que soy, y de lo que me falta por ser. Falta mucho por hacer. Si no lo hacemos nosotros, ¿lo harán por nosotros?

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