viernes, 28 de mayo de 2010

Volviendo de entre las cenizas... para no regresar a ellas.

¡Hola a todos! He estado total y absolutamente perdido. Lo sé. Hace casi cuatro meses llegó Micke, y me ha llenado el tiempo de todos los modos posibles. En este tiempo, como lo prometí en escritos anteriores, he dejado de fumar. No fue exactamente cuando me lo había propuesto, me tomó un poco más de tiempo, pero creo que en este momento eso es lo de menos. Lo realmente importante es que el cigarro ha dejado mi vida de modo definitivo.

¿Me siento nervioso? ¿Angustiado? ¿Ansío tener un cigarro en la mano? ¿Necesito nicotina? ¿Necesito humo? A todo lo anterior les digo que no. Vamos en el tercer día, y lo que a me tiene gratamente sorprendido es la total calma con la que estos días han transcurrido. Es como si nunca hubiera fumado, y ¡me siento fenomenal!

Quería compartirles un último ejercicio que nos pidieron en el curso que tomé para dejar de fumar (si tampoco fue yo solito todo, mérito a quien mérito merece) Nos pidieron que saliendo de la sesión, y en calma, escribiéramos que era lo que no nos gustaba del cigarro. No tenía que ser un ensayo, ni un mínimo de palabras. Era simplemente, elaborar un listado. He leído este ejercicio a gente cercana y me recomendaron subirlo a mi pequeño espacio "b"loquero.

Lo que leerán seguramente los hará pensar "y entonces, ¿por qué fumabas Toño?" Pues porque, simplemente, era adicto a la nicotina. Pero, dentro de un día más, mi cuerpo ya no lo será, y lo que resta es que mi mente lo crea. Pero para como va la cosa, ya se coció el arroz y está servido en la mesa. Bienvenido sea el mundo del NO FUMADOR.

QUE NO ME GUSTA DEL CIGARRO.

- El daño irreversible que le ha hecho a mi cuerpo.
- Como cambió el color de mis dientes.
- El olor que deja a su camino.
- El olor que quedaba impregnado en mí, mi ropa, mi casa, mi oficina, mi coche, mi vida.
- El sabor que fumada a fumada iba dejando en mi boca.
- Ese extraño olor que quedaba en los dedos.
- Sentirme atado a él tanto tiempo de mi vida.
- Haber perdido momentos valiosos con la gente querida por salir a fumar.
- Fumar cada vez más durante el tiempo que lo hice.
- Saber el daño que me estaba haciendo y dejar eso de lado por creer que era mucho más importante fumar que mi salud y mi futuro.
- No haberlo controlado cuando quería controlarlo. Ahora entiendo que no puede controlarse. Se erradica o te erradica.
- Como se alteraba mi estado de ánimo si no podía fumar o si alguien me quitaba mis cigarros.
- Salir a cualquier hora por ya no tener cigarros. No había distancia que me detuviera.
- Haber pepenado colillas de los basureros por una "última fumada".
- Como creía que defenderlo, tenía sentido.
- Haber sido un necio cuando empecé a intentar fumar, para no desistir en los mareos, y poder decir que era ya un fumador.
- Creer que dejar de fumar implicaría comer más y engordar, y usarlo como escudo para seguir, cuando hoy sé que no se tiene que sustituír el cigarro con nada, ya que no sustituyó el cigarro antes a nada.
- Sentirme siemre ansioso por fumar el siguiente cigarro, cuando no pasaban ni cinco minutos desde el anterior.
- Encender cigarros sin darme cuenta, uno tras otro en muchas ocasiones.
- Haber estado esclavizado a él como lo estuve.
- Haber perdido el olfato y el gusto. (sé que se recupera, pero no deja de enojarme)
- Haber hecho pasar por humo a mucha gente que no tenía que soportarlo.
- Haber creído que sin él, mis viajes y momentos conmigo no tendrían sentido.
- Haber peleado con personas queridas por defender lo indefendible.
- Tener que salirme a "convivir" con los fumadores de balcón y banqueta, en lugar de con quien tenía que.
- Haberme puesto de mal humor en reuniones donde ya no había fumadores, porque no veía el momento de salirme a fumar, ya que era muy claro que no debía hacerlo dentro sin cómplices fumadores.
- Haber dado besos con sabor a cenicero.
- Haber gastado el dinero que gasté en algo tan sin sentido y dañino para mí.
- Justificarme tanto tiempo por ser fumador y creer que además, sí tenía ventajas serlo. ¡Qué mentira!
- Creer que simplemente, no tenía la capacidad de dejarlo.
- Haber aceptado en "broma" personal que sería el viejito que llegaría arrastrando un tanque de oxígeno a todo lugar que fuera, el que aprendería "graciosamente" a hablar por la tráquea, a aceptar que un modo "sensato" de morir sería por cáncer y/o enfisema, creyendo que la asfixia era una muerte digna, con el argumento de tres con cambio "...de algo tengo que morir..." cuando en realidad, no tienes porque crearte o creerte una enfermedad espantosa para morir, cuando puedes, si tienes la suerte claro, morir tranquilo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario